jueves, 16 de enero de 2014

Irvin D. Yalom: El problema de Spinoza. Por Javier Sánchez Villegas

Yalom, Irvin D.: El problema de Spinoza. Destino, Barcelona, 2013 (edición original de 2012). Colección Áncora y Delfín 1254. 460 páginas. Traducción de José Manuel Álvarez-Flórez. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Tenía todas las de ganar. En este libro se juntan tres cuestiones que me apasionan. En primer lugar, el autor, Irvin D. Yalom. En este blog ya hice un comentario a una de sus obras (El día que Nietzsche lloró, ver aquí), por lo que no necesita presentación. Sin embargo, quiero recalcar que este psicólogo norteamericano me tiene cada día más cautivado. Su forma de escribir, de profundizar en las almas de los personajes, de ir creando un ritmo cada vez más intenso en sus obras... todo ello hace que me entusiasme y que me enfrasque en la lectura de sus obras con verdadera pasión. En segundo lugar, me encantan también las novelas históricas que tienen como protagonista a algún filósofo o algún punto de su filosofía, siempre y cuando sea creíble la historia o las consecuencias de su pensamiento. En su momento, ya comenté algunas obras de este tipo, como Asesinatos S.L., de Jack London (ver aquí), o Una investigación filosófica, de Philip Kerr (ver aquí), y todavía quedan muchas más por comentar. En tercer lugar, siempre me ha interesado el nazismo como ideología (igual que el comunismo o el anarquismo, no penséis mal), y me he visto muchas veces intrigado por cuáles son sus raíces teóricas que llevaron al desastre tanto a Alemania como al resto del mundo. Siempre se nos ha hablado de Nietzsche, Wagner... pero nunca me había encontrado con el caso de Spinoza (luego os comentaré algo del tema). En fin, estos tres motivos han hecho que esta novela haya sido para mí muy especial, hasta el punto de que la terminas y te quedas con ganas de leer más, mucho más...
En el prólogo, el autor explica por qué se aventuró a escribir sobre Baruch Spinoza (siglo XVII): sus libros cambiaron verdaderamente el mundo. "Se anticipó a la secularización, al Estado democrático liberal y al auge de las ciencias naturales, y preparó el camino de la Ilustración. El hecho de que fuese excomulgado por los judíos a los veinticuatro años de edad y censurado durante el resto de su vida por los cristianos era algo que siempre me había fascinado". De esta forma, Yalom (que fue a Amsterdam para conocer la casa en la que vivió Spinoza, así como su famosa biblioteca) se adentra en la vida de Baruch y establece un paralelismo entre este autor y, para sorpresa de todos, el ideólogo del nazismo Alfred Rosenberg.

¿Qué pueden tener en común Spinoza y Rosenberg? Evidentemente, nada. ¿En dónde radica la conexión entre estos dos personajes tan radicalmente distintos? La novela (que va intercalando un capítulo dedicado a Spinoza con otro dedicado a Rosenberg) nos presenta al nazi a la edad de 15 años. Ha resultado elegido delegado de curso en su clase y, para estupefacción tanto del director como del profesor de Historia, comienza a arengar a sus compañeros de clase hablándoles de que hay que exterminar a los judíos, etc. La dirección del centro decide imponerle un castigo: Rosenberg debe leer la Ética de Spinoza (con la intención de que aprenda algo de ética y de que comprenda que el autor es judío y uno de los que más han influido en la cultura europea). ¿Pensáis que cumplieron su objetivo?
Años después, Rosenberg obtiene el título de arquitecto presentando un proyecto fin de carrera en el que diseñaba un crematorio. ¡Alucinante! ¡No había asimilado nada! Poco tiempo después, yéndose a vivir a Berlín, conoce a un joven Adolf Hitler. Lo que pasa posteriormente con ese joven que no ingresó en la escuela de Bellas Artes de Viena es de todos conocido. Sobran las palabras.


Irvin Yalom
Bien. Irvin Yalom se adentra en la personalidad de Spinoza y en su pensamiento, marcando los hitos de su biografía y de sus conquistas intelectuales, para iluminar su lectura sobre la vida de Rosenberg y su fondo psicológico, marcado por un complejo de inferioridad espectacular y por un sentimiento de envidia que sentía hacia todo aquel que pudiera hacerle sombra. En esto, Yalom es magistral, como no podía ser de otra manera. Así, el autor saca su bisturí para analizar una compleja personalidad (Rosenberg) desde la liberalidad del pensamiento spinoziano. Una auténtica maravilla.

Del libro poco más os puedo contar sin destripar la historia. Si te gustó El día que Nietzsche lloró o La cura Schopenhauer, este libro no te va a defraudar. Está a la altura, sobre todo, del primero. Yalom derrocha erudición y una extraordinaria comprensión, tanto desde el punto de vista filosófico como psicológico, de los dos personajes. El resto, como siempre, depende de ti. Hasta la próxima.



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