viernes, 19 de enero de 2018

Guillermo Cánovas: Cariño, he conectado a los niños. Por José Fernando Juan Santos

Cánovas, Guillermo: Cariño, he conectado a los niños. Guía sobre salud digital para familias y educadores. Mensajero, Bilbao, 2015. 240 páginas. Comentario realizado por José Fernando Juan Santos.

El autor, Guillermo Cánovas, es experto en la materia. Como director del Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, tiene una visión excelente y muy ajustada a la realidad de las prácticas de los jóvenes (y niños) en las redes sociales e internet en general. Se plantea a lo largo de sus páginas la necesidad de tomar en serio la salud digital con la que van creciendo. 

En sus 32 capítulos breves afronta el amplio abanico, que no pocas veces los adultos, incluso padres y educadores, consideran muy reducido a dos o tres cuestiones vinculadas a su smartphone. Internet se revela como un nuevo espacio de convivencia y relación, de inteligencia y aprendizaje, de ocio y diversión, de construcción de la propia imagen e ideales. En este sentido la obra ofrece dos grandes ventajas en relación a otras: el espectro de temas abordados, siempre aportando datos concretos y situaciones muy reales, y el incisivo trabajo realizado en cada uno de ellos. Ayuda de este modo a comprender que no se trata de “redes sociales” en general, sino que cada una tiene sus propias características e impacto en la vida del niño y del joven, y destapa la relevancia antropológica del fenómeno de internet vinculándolo con emociones, con ideas, con formas de relación. Palabras como conectividad, geolocalización, Ask.fm, ciberbullying, cibergrooming, apps, gamificación, tecnoadicciones…, suenan constantemente y son explicadas con gran maestría. 

A medida que se avanza en su lectura, si bien no es obligatoria su lectura ordenada, nos percatamos, más si cabe, del profundo impacto que están teniendo las TIC en la construcción, incluso biológica, de las personas en sociedades desarrolladas. Sin duda, de gran utilidad para familia y educadores, como agentes directamente en contacto con niños y jóvenes, para acompañar mejor, para dialogar con criterio, para hablar de aquello que no pocas veces incluso a ellos les preocupa. Siempre queda abierta, en cualquier caso, la pregunta sobre hacia dónde nos dirigimos. ¿Será internet, en un futuro no tan lejano, algo parecido a un microchip implantado en el cerebro? Hay quien piensa, y no lo dice por decir, que caminamos en esa dirección.

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