Fédry, Jacques: Decidir según Dios. El método de Ignacio de Loyola. Sal Terrae-Mensajero, Santander-Bilbao, 2012 (edición original de 2010). Colección «Principio y fundamento» 9. 175 páginas. Traducción de Milagros Amado Mier y Denise Garnier. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Que nuestra vida está plagada de decisiones es algo que nadie puede negar. Desde que nos levantamos (lo cual está cargado, en ocasiones, de una gran dosis de fuerza de voluntad) hasta que nos acostamos, no paramos de decidir esto o lo otro, aquello o lo de más allá. Casi podríamos decir que somos lo que decidimos, a pesar de todos los condicionamientos que se nos imponen. No quiero parecer excesivamente existencialista en este punto (el mismo Jean-Paul Sartre estaría encantado con el comienzo de este post), pues entiendo que nuestra esencia no se configura a partir del hecho mismo de existir, pero sí creo que hay que admitir que esa esencia se despliega y se desarrolla en nuestra vida a partir de ciertas mediaciones, las cuales están orientadas en buena medida a partir de nuestras decisiones. Así pues, nos jugamos la vida en las decisiones que tomamos. Estas no nos pueden dejar indiferentes, aunque a simple vista puedan parecer insignificantes.
Este libro, Decidir según Dios, lo he adquirido en la Feria del Libro de Madrid, que se celebra cada año a finales de mayo y principios de junio. Y he decidido escribir este comentario porque creo que puede ayudar a todo el mundo en el proceso de toma de decisiones. Como el propio autor dice en la introducción: "Los destinatarios de este libro son las personas que viven el carisma ignaciano, pero también las que desean conocerlo. Esperamos que estas últimas se sientan animadas a profundizar lo que hayan descubierto aquí, principalmente atreviéndose a lanzarse a la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Ojalá que quienes se ven llevados a tomar decisiones, especialmente en el curso de sus estudios o al comienzo de su vida profesional, así como quienes deciden en puestos de responsabilidad, encuentren aquí una ayuda en su práctica cotidiana de la decisión, descubriendo poco a poco el tesoro escondido en ellos".
Pero, evidentemente, este no es un libro de autoayuda. No nos engañemos. Se trata de aprender a tomar decisiones "según Dios". Ciertamente, este tema ha preocupado y preocupa a los creyentes: ¿Cómo hacer la voluntad de Dios? ¿Qué es lo que Dios quiere en mi vida? ¿Qué camino seguir? Las decisiones las tomamos nosotros. Y entre la que tomó Jonás cuando supo que Dios le llamaba a predicar a Nínive y la que tomó María con su "hágase", hay grandes diferencias. Por este motivo, este libro puede resultar muy iluminador. Máxime cuando nos muestra todos los pasos que dio el gran genio del discernimiento, san Ignacio, tal y como él mismo lo refleja en sus Ejercicios Espirituales.
Jacques Fédry, el autor, es jesuita. Como se dice en el libro, ha vivido durante casi veinticinco años en el Chad, donde dirigió el Gran Seminario de N'Djamena, para posteriormente enseñar antropología lingüística en la Universidad católica de Yaoundé durante once años (tres de los cuales como decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de Gestión). Desde el año 2008 es superior de la comunidad jesuita de Ouagadougou y está dedicado a diversas actividades de formación y acompañamiento. También ha sido asistente nacional de la comunidad de vida cristiana (CVX) de Camerún, y en la actualidad sigue acompañando a una CVX de Burkina. Es autor también del libro: L'homme, c'est la parole. Anthropologie de la parole en Afrique, todavía no traducido al castellano.
Al comienzo de Decidir según Dios se nos presenta el dibujo esquemático de un árbol (en este sentido conviene señalar que se nota que el autor lleva mucho tiempo en tierras africanas, pues pone un ejemplo muy cercano a la gente de allí). Cada parte del mismo guarda relación con uno o varios capítulos del libro. Las raíces se corresponden con la experiencia de Ignacio: 1. Itinerario; 2. Estudios; 3. Los compañeros. El resto del árbol hace referencia a los doce pasos en el discernimiento espiritual. Así, el tronco son las condiciones: 1. Salir de la indecisión; 2. Descubrir el deseo profundo; 3. Liberarse de los a priori; 4. Atravesar el imaginario; 5. Superar los espejismos de lo mejor; 6. Resistir en la noche. Las ramas son los medios: 7. Sentarse para decidirse; 8. Orar para decidirse; 9. Relacionar los acontecimientos; 10. Tener sentido de Iglesia; 11. Confianza en Dios y en uno mismo. Los frutos: 12. Escribir mi conclusión.
Como explica el mismo autor, «para vencer a sí mismo y ordenar su vida sin determinarse por afección alguna que desordenada que sea» (EE 21), hay que ir de las raíces a los frutos.
En primer lugar, tomando como ejemplo la vida de san Ignacio. "En principio, evocar la decisión que se encuentra en el centro de la vida de Ignacio: cómo fue llevado a decidirse a lo largo de su vida, especialmente durante su período de estudios, buscando la voluntad de Dios con sus compañeros. Itinerario de conversión, de una decisión tomada (de manera voluntarista) a una decisión recibida (en el discernimiento de la voluntad de Dios).
Jacques Fédry |
Es de destacar que, al final de cada capítulo, siempre se ofrece una serie de preguntas, cuyo objetivo es que el lector profundice en el contenido de lo leído y lo aplique a su vida concreta. Estas preguntas vienen acompañadas también por un pequeño texto que ayuda a centrar la reflexión. En este sentido, el libro también tiene una dimensión práctica muy importante, lo cual hace que sea mucho más útil.
Al final del libro se incluye un anexo con cuatro artículos muy interesantes, con el fin de iluminar y de ampliar los temas tratados. Los textos son los siguientes:
- François Varillon: El misterio pascual en el centro de nuestras decisiones.
- Thomas Green: ¿Hacer obras por Dios o hacer la obra de Dios?
- Marie-Luce Brun: El momento de la decisión.
- Laurent Falque y Bernard Bougon: La decisión en la empresa, iluminada por el discernimiento ignaciano.
Después de leer el libro, solo me queda por decir que ojalá todos siguiéramos los pasos establecidos por san Ignacio en sus Ejercicios Espirituales. Seguramente nos iría mejor a todos. La rueda que están reinventando los psicólogos y psiquiatras en la actualidad hace mucho que quedó intuida y prefigurada por él. Sigámoslo. Dejemos que Dios haga su obra en nosotros y en el mundo. Amén.
Acabo de descubrir el blog que es un tesoro ¡adelante!
ResponderEliminarPor otra parte, hacía tiempo que buscaba un libro como éste.
Muchas gracias.
Gracias a ti, anónimo amigo. Tus palabras me animan a seguir adelante. Recuerda que todo el mundo está invitado a compartir sus lecturas que seguro ayudarán a otros en el camino de la vida. Gracias de nuevo.
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