AAVV: Cuentos breves para leer en el bus. Verticales de bolsillo, Barcelona, 2007. 188 páginas. Selección, prólogo y noticias biográficas de Maximiliano Tomas. Traducción de Luz Freire. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Hoy os quiero sorprender con un libro distinto a los demás. El título ya lo dice todo. Pero quiero comenzar con un secreto: yo vivo la vida con un libro debajo del brazo. Nunca se sabe si te va a tocar esperar poco o mucho a la persona con la que has quedado. O si el mecánico va a ser rápido o lento en la entrega del coche que has llevado al taller para hacerle un cambio de aceite. O en la consulta del médico. O en un atasco... De verdad, un libro siempre te ayuda a que pase el tiempo de espera más rápido. Eso, obviamente, si estás solo. Siempre he dicho que los libros son importantes, pero que los valoro en nada si los comparo con las personas (por eso también tiendo a enrollarme hasta con el lucero del alba si hace falta para que la espera se me haga más llevadera). En fin, el hecho es que yo pocas veces cojo el transporte público (que funciona a las mil maravillas) y muchas la moto o el coche (en función la mayoría de las veces del tiempo que haga). Así, todo el que me conoce sabe que, por ejemplo, en el coche siempre llevo dos libros y que elijo uno u otro en función de las circunstancias y de mi estado de ánimo. De esta manera, no hay atasco que se me resista. O semáforo. Cuando quieres llegar rápido a un sitio, normalmente pillas todos los semáforos en rojo. Pero si tienes un libro de cuentos cortos como el que os voy a presentar ahora, a veces te da rabia que se ponga el semáforo en verde, porque no te da tiempo a terminar uno de ellos (son cortos pero no tanto como para leerlos en uno o dos minutos). En cualquier caso, os prometo que el tráfico se vive de otra forma con un libro en la guantera. Bien, me centro en el libro que tenemos entre manos.