Riccardi, Andrea: Periferias. Crisis y novedades para la Iglesia. San Pablo, Madrid, 2017. 192 páginas. Traducción de Ezequiel Varona Valdivielso. Comentario realizado por Sergio Gadea.
En este libro, Andrea Riccardi toma una de las mayores insistencias del papa Francisco desde el inicio de su pontificado, la de poner a la Iglesia en posición de salida hacia las periferias existenciales del hombre de hoy, y analiza diversos modos en que los cristianos han respondido a lo largo de los siglos a esta llamada. El subtítulo del libro, “crisis y novedades para la Iglesia”, sitúa su estudio, escrito de modo sugerente e inspirador. Crisis, porque de modo recurrente han existido figuras y modos de vida dentro de la Iglesia que han apostado por un acercamiento a los lugares alejados de los centros del poder. Y novedades, porque en esa llamada siempre se encuentra una actualización del mensaje evangélico.
Desde los inicios del cristianismo, en el seguimiento de Jesús que nació en los márgenes, la comunidad eclesial ha ido dando respuesta en esta dialéctica centro-periferia: en los inicios del monacato cuando se institucionalizó la Iglesia en el Bajo Imperio romano o con la misión obrera de los sacerdotes franceses antes del Concilio Vaticano II cuando más alejadas estaban las periferias urbanas del mensaje cristiano.
Para Riccardi, fundador de la comunidad de San Egidio (cuya experiencia también es narrada en el libro), “la regeneración de la Iglesia y de la vida cristiana parte precisamente de la pasión por las periferias y por los periféricos” (p. 156), una regeneración que, según propone, pasa, en este mundo cada vez más urbano, por revisar la actual estructura administrativa de la Iglesia, basada en la territorialidad de las diócesis y las parroquias, para dar paso a un mayor protagonismo de las comunidades locales y del pueblo de Dios. Si bien el agotamiento de esta distribución es mostrado recurriendo a la historia, se echa de menos una propuesta más concreta para el mundo de hoy que vaya un paso más allá de la inspiración positiva que hay detrás de sus palabras. En todo caso, no faltan testimonios de cristianos, a los cuales recurre (Emmanuel Suhard, Charles de Foucauld, Madeleine Delbrêl, entre otros), que han tomado el compromiso a favor de las periferias sin más estrategia que el de la coherencia de vida con el Evangelio.
Un libro preciso para entender que la llamada de Francisco a la Iglesia a salir de sí misma y tratar con un mundo lejano está, precisamente, en la entraña misma del Evangelio y de la propia historia eclesial.
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