Lavilla Alsina, Landelino: Una historia para compartir. Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2017. 379 páginas. Comentario realizado por Francisco Alonso Colomer.
Landelino Lavilla, ministro de Justicia en el primer gobierno de Adolfo Suárez, ofrece en esta “historia para compartir” su testimonio personal sobre el devenir y contenido de la Transición, etapa en la que, por razón de su función y responsabilidades, desempeñó un papel singularmente cualificado (“sé lo que escribo por conocimiento directo”, p. 14). La “historia para compartir” no es sólo narración, sino también explicación, defensa y valoración de nuestra transición política desde la perspectiva del autor (“mi visión es necesariamente parcial y mi valoración subjetiva”, p. 14). La oportunidad del testimonio se justificaría por el momento político que vivimos, en medio de ambigüedades, equívocos y desorientación (“que lo logrado no se dilapide y que la voluntad de concordia se preserve”, p. 18). El recorrido de la Transición abarcaría formalmente para el autor desde la proclamación de don Juan Carlos como rey (noviembre de 1975) hasta la publicación de la Constitución en el BOE (diciembre de 1978), momento en el que culminaba el paso de la autocracia a la democracia mediante una reforma efectuada “de la ley a la ley”.
Landelino Lavilla identifica en este tránsito una pieza capital que definió todo el proceso, la Ley para la Reforma Política, de enero de 1977, y un hecho político determinante como fueron las elecciones generales de junio siguiente, elecciones que se produjeron, tal como subraya el autor, desde el reconocimiento previo de las libertades públicas. La elaboración del correspondiente proyecto de ley, su tramitación y debate parlamentario, su aprobación y la valoración de sus favorables consecuencias constituyen el cuerpo del libro. Lógicamente, este periodo clave se enmarca en el contexto político, social y económico que precede a la Ley y en el que ésta es aprobada. El autor se detiene también en las medidas que se adoptaron para la viabilidad y ejecución de aquélla (medidas normativas, legalización del partido comunista…).
Al hilo de la narración el libro contiene reflexiones de teoría política y observaciones y confidencias del autor que explican y justifican determinadas opciones o se derivan de los propios acontecimientos. Así, puede leerse una ponderada apología de la opción política centrista, tal como el autor la define, y su comentario interpretativo sobre la frustración última de UCD. Landelino Lavilla no puede sustraerse al emotivo recuerdo de la espontánea celebración por la aprobación de la Ley para la Reforma Política que se produjo en el despacho del presidente de las Cortes.
El libro, respetando cualquier otra opinión, será relevante como referencia obligada para entender cabalmente el significado de la Transición y poder juzgarla con criterio formado. El testimonio de Landelino Lavilla tiene credibilidad, tanto objetiva como subjetiva. Credibilidad objetiva, por cuanto la “historia para compartir” se sustenta en fuentes documentales de primer orden (Diario de Sesiones de la Cámara, texto de conferencias y de intervenciones públicas), y credibilidad subjetiva, por el propio crédito personal del autor como jurista y como político. Basta con recordar cómo se produjo su incorporación a la política y su salida de ella cuando estimó que su aportación al interés general desde el plano político no era viable.
Para terminar, debe subrayarse la compenetración que sin duda se dio entre Adolfo Suárez y Landelino Lavilla, compenetración que permite a éste evocar la figura del presidente del gobierno en unos diálogos que dotan el discurso de mayor agilidad y fluidez.
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