Butler, Judith: Los sentidos del sujeto. Herder, Barcelona, 2016. 256 páginas. Traducción de Paula Kuffer. Comentario realizado por Manuel Carrasco García-Moreno.
La colección “Pensamiento Herder” presenta un conjunto de ensayos en los que Judith Butler entra en diálogo con una amplia gama de pensadores modernos y contemporáneos. Butler (EE.UU., 1956) es una filósofa post-estructuralista y profesora en la Universidad de California en Berkeley, especializada en ética, filosofía política y en el campo del pensamiento feminista y la teoría queer, a propósito de la construcción social de la sexualidad.
Lo que confiere unidad a esta colección de ensayos (escritos entre 1993 y 2012) es la noción de la formación del sujeto por medio de la impresionabilidad y vulnerabilidad que precede, activa y conforma al “yo” más consciente posterior. El “yo”, así, está siempre inacabado por aquello que le da forma desde el comienzo y por todo aquello que va formándolo mientras va sintiendo y aprendiendo.
La autora reflexiona sobre la visión del cuerpo en las Meditaciones de Descartes en diálogo con las teorías constructivistas contemporáneas. También analiza la reflexión que Merleau Ponty hace sobre el tacto en Malebranche, concluyendo que la alteridad es el requisito de lo propiamente humano. A vueltas con la ética de Spinoza, bajo la presión de Freud y Levinas, presenta una ética como deseo de vivir y deseo de la vida para el otro. Con el joven Hegel y sus trabajos más tempranos, explora un amor que trata de desposeerse y desea vivir en el otro, aun consciente de la distancia. A partir de la desesperación y de la fe en Kierkegaard, la autora se aproxima a lo religioso con más calma y serenidad que otros académicos de esta orilla del Atlántico, pero a la vez con la poca connaturalidad propia de quien hablara un lenguaje que no le es propio. Butler desmonta la crítica de Luce Irigaray a la teoría de la carne de Merleau-Ponty, al señalar la incoherente mascunilización de sus argumentos. En su último ensayo, sobre violencia y no violencia entre Sartre y Fanon, la autora expone sus compromisos políticos en torno a los conflictos raciales, a la colonización, a la masculinización del discurso político y de la violencia.
Por su lenguaje muy técnico, a veces oscuro, esta obra no puede considerarse divulgativa. Pero su lectura, si bien no fácil, resulta satisfactoria. Nos acerca al pensamiento menos conocido de una de los pensadores queer más importantes. El peso y la influencia que estas teorías están teniendo en nuestra sociedad occidental y el desafío que representan al pensamiento católico hacen que ampliar nuestro conocimiento de las posiciones de Judith Butler sea tan urgente como necesario.