Rahner, Karl: Sentido teológico de la muerte. Herder, Barcelona, 2010. 128 páginas. Traducción de Daniel Ruiz Bueno. Comentario realizado por José María Vaca Nieto.
Se trata de la tercera reimpresión en castellano de una obra que aunque se editó en 1965, siete años después de ser escrita, conserva la perfecta lozanía, dentro de su dificultad, de las obras clásicas. El autor, Karl Rahner, ya entonces, pero mucho más hoy en día, es reconocido como uno de los teólogos más potentes del siglo pasado y como uno de los pensadores que más influyeron en la renovación ideológica que supuso el Concilio Vaticano II para la Iglesia católica.
Se trata de la tercera reimpresión en castellano de una obra que aunque se editó en 1965, siete años después de ser escrita, conserva la perfecta lozanía, dentro de su dificultad, de las obras clásicas. El autor, Karl Rahner, ya entonces, pero mucho más hoy en día, es reconocido como uno de los teólogos más potentes del siglo pasado y como uno de los pensadores que más influyeron en la renovación ideológica que supuso el Concilio Vaticano II para la Iglesia católica.
El libro está organizado en torno a tres ejes: el antropológico, la muerte como hecho que afecta al hombre entero; el teológico, la muerte como consecuencia del pecado; y el cristológico, la muerte como manifestación del conmorir con Cristo. En su conjunto, no resulta fácil de leer, de ahí la especial importancia que adquiere la introducción, sobre la que es bueno volver, en el desarrollo de la lectura. En ella Rahner sintetiza una serie de reflexiones desarrolladas en otros escritos con el fin de distinguir entre fe y teología, entendiendo la primera como la adhesión del hombre entero a la palabra de Dios que oye por boca de la Iglesia y la segunda como el esfuerzo metódicamente conducido para lograr una inteligencia refleja de lo que se ha recibido como palabra de Dios. Y aunque, a su juicio, en la práctica no sea posible la una sin la otra, el mero hecho de intentar en cada época histórica hacer la mejor interpretación posible, ayuda al hombre que lo intenta a entender mejor los contenidos que la fe afirma y a darlos a conocer mejor a la comunidad de creyentes.
En la misma introducción, se pregunta el teólogo por el propio trabajo teológico como tal y establece que hay dos pasos necesarios en su elaboración: el primero consistiría en tratar de decantar de toda adherencia temporal lo que es el escueto contenido de la fe; el segundo en tratar de hacer una reflexión que acerque lo más posible a los destinatarios de la fe ese contenido… Y para conseguir esto están los sistemas de pensamiento, extrateológicos, vigentes en cada momento que actúan como vehículos culturales.
Establecida esta metodología, sólo queda aplicarla al tema concreto de la muerte, tema que se aborda también ya en la introducción. Se trata de un contenido muy especial al ser el asunto más trágico con lo que se tiene que enfrentar todo hombre en su vida humana, por ello hay muchas formas de abordarlo que van desde el evitar cualquier reflexión al respecto, dejando en el mayor olvido, lo inevitable, a tenerla presente de forma angustiosa en la vida diaria. De ahí que haya sido objeto de estudio de la filosofía existencial y ésta lo haya abordado como un existencial de la vida, en primera persona… No hay duda de que en el mercado existen en la actualidad otros muchos libros, escritos más recientemente acerca del tema que abordan el fenómeno de la muerte desde diferentes perspectivas, médica, psicológica, filosófica, espiritual… –incluso alguno de ellos editado por esta misma editorial–, sin embargo, creo que resulta un acierto su reedición, pues no siendo apto para improvisar, por ejemplo, una homilía de difuntos, sí lo es para que quien tiene que enfrentarse a la muerte desde cualquier perspectiva pueda reflexionar profunda y existencialmente acerca del tema, sacando sus propias conclusiones. Y es un acierto también el editarlo de esta manera, como un librito de bolsillo, pues lo hace accesible a ese público que no acude a las bibliotecas en busca de las obras completas de los grandes teólogos del siglo pasado.
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