lunes, 7 de noviembre de 2022

Ignacio Cacho Nazábal: Credo. Por Vicente Pascual Díez

Cacho Nazábal, Ignacio: Credo. Para mejor entender la fe de la Iglesia. Sal Terrae, Santander, 2020. 272 páginas. Comentario realizado por Vicente Pascual Díez.

Hay buenos libros sobre el Credo, entre los que podemos recordar el de Hans Küng (Credo), el de Sesboüe (Creer), el de González Faus (Confío) y más reciente el de González-Carvajal (El credo explicado a los cristianos un poco escépticos -y a los escépticos un poco cristianos-). Bienvenido ahora este otro porque nos ayuda de nuevo a entender mejor la fe de la Iglesia.

Nos ayuda el libro a creer mientras insiste en que la ciencia debe hacernos pensar y por eso nos va actualizando los datos que recibimos de ella para que la fe no sea ciega. El libro ayuda a creer mejor lo que creemos porque nos ayuda a saber mejor lo que creemos.

Expone muy bien las abundantes citas bíblicas que apuntalan cada artículo del Credo. Aclara lo que hay que creer, pero a la vez saca las consecuencias que trae consigo el creer eso y anima a que el lector se convierta en testigo de eso que cree.

Hay que reconocer que encara los puntos más difíciles y cuestionables con habilidad teológica-pastoral y siempre con gran sentido bíblico (nació de María, el infierno, el juicio, la Iglesia, el descenso a los infiernos, etc.). Profundo y extenso en el capítulo dedicado al perdón de los pecados donde recorre con detenimiento la historia de la confesión y cómo la entiende la iglesia Reformada.

El autor a la vez que afirma una idea (sobre Dios, sobre Jesús, el Espíritu, el mundo…) plantea otros puntos de vista para profundizar, para darle la vuelta, para no “tragárnosla” por las buenas, para hacernos pensar, para criticarla y discutirla, para que se entienda bien lo que se está afirmando; en definitiva, para hacerla “razonable”.

Nos presenta muy bien el credo como formulación teológica de unos padres conciliares en sesudas reuniones y a la vez como oración que sale del fondo del corazón de los creyentes unidos en plegaria litúrgica.

El credo no se estudia, se reza, pero como oración entendida, discutida, perfilada, cincelada, contrastada, consensuada, aceptada. Ha salido viva de mil batallas para que nosotros ahora la podamos recitar con calma y con paz.

Pero, siendo esto verdad, también podemos afirmar lo contrario: el credo se reza, pero también se estudia. Y a esas dos cosas ayuda mucho este libro. ¿Puede abusar del griego en el análisis de las citas bíblicas? Más bien podríamos decir que usa el griego para matizar y entender lo que se quiso decir, lo cual ayudará mucho a los que saben griego y no desorienta ni corta la lectura a los que lo desconozcan. Más bien habría que decir que aporta rigor a la formulación de la fe.


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