lunes, 6 de mayo de 2024

Juan José Tamayo: Teologías del Sur. Por Javier Sánchez Villegas

Tamayo, Juan José: Teologías del Sur. El giro descolonizador. Trotta, Madrid, 2017. 252 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas. 

Pocas obras comienzan con un reconocimiento por parte del autor de haber sido despertado del «sueño dogmático» en el que se encontraba. Juan José Tamayo (Amusco, Palencia, 1946), insigne profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, lo afirma ya desde el principio, lo cual nos habla de su honestidad intelectual. Pero esto no ha acontecido de repente, como le pasó a Saulo camino de Damasco, sino que ha sido consecuencia de un proceso dilatado en el tiempo que ha favorecido que el autor haya tenido la oportunidad de encontrarse y de dialogar con diferentes sensibilidades, comunidades, pueblos y religiones que le han hecho caer en la cuenta de que la realidad es mucho más rica de lo que él pensaba.

Juan José Tamayo sitúa el inicio de este proceso en 1981, cuando se iniciaron en Madrid los congresos de teología, convocados por la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII. En ellos, se presentaba una teología en clave de liberación encarnada en la realidad de los pueblos oprimidos, excluidos y marginados.

En 1983 interviene el autor en el VI Encuentro de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo (ASETT), celebrado en Ginebra. Allí entra en contacto con teólogos del Primer y del Tercer Mundo y con planteamientos claramente novedosos si se comparan con la teología que se hace en Europa.

Desde mediados de los 90 Juan José Tamayo es profesor visitante en diferentes universidades latinoamericanas. Tiene ocasión de conocer y de visitar distintos movimientos y comunidades (también indígenas). Igualmente, su experiencia se ve enriquecida con nuevos saberes y experiencias, como, por ejemplo, la teología económica de la liberación o la hermenéutica bíblico-liberadora intercultural.

En 2004 participa en el II Congreso Internacional de Teología desde América Latina, donde se produce un cambio de paradigma en la teología que se elabora y se pasa a una teología decolonial.

Desde 2005 participa en los encuentros del Foro Mundial de Teología y Liberación. En ellos se apuesta por ofrecer una teología liberadora de futuro comprometida con los movimientos sociales.

De 2011 a 2016 colabora como investigador en el proyecto «ALICE», que se desarrolla en la universidad de Coimbra. Este proyecto parte de dos importantes y significativas constataciones: «La primera, que Europa y el Norte global están experimentando una situación de cansancio intelectual y político, manifestado en su incapacidad para responder creativamente a los desafíos de la justicia social, medioambiental y cultural que definen nuestro mundo. La segunda, que el Sur global está viviendo un esperanzador momento de innovación en todos los campos en los que el Norte global demuestra agotamiento: económico, social, político, institucional, cognitivo» (p. 15).

En noviembre de 2015 participó en el Encuentro Internacional celebrado en México. Son muy destacables los diálogos interreligiosos e interculturales que se producen, los cuales dan lugar a planteamientos nuevos y creativos como la teología islamo-cristiana de la liberación. Obviamente, el proceso continúa. República Dominicana, Haití…

Todos estos itinerarios por el diálogo son los que le han despertado a Tamayo del sueño dogmático en el que estuvo instalado al comienzo de su andadura teológica. «Me han liberado de la inocencia cultural, histórica y de género, me han desinstalado de la cómoda ubicación en la Modernidad europea, me han abierto nuevos horizontes epistemológicos y han dado lugar al giro descolonizador que se ha producido en mi manera de estar en el mundo, de vivir, de pensar la religión y de hacer teología, en un proceso dialéctico de desaprender-reaprender» (p. 17). Como vemos, y así aparece en el subtítulo, se trata de realizar un giro descolonizador.

Esta es la clave: el colonialismo pervive, no ha sido un período histórico superado. Se retroalimenta y refuerza con sistemas de dominación como el patriarcado, el capitalismo global, el desarrollo científico-técnico de la Modernidad, el antropocentrismo depredador de la naturaleza y los diferentes fundamentalismos. Si bien se van viendo avances, quedan pendientes muchos desafíos: la pobreza estructural y la creciente desigualdad; la globalización neoliberal excluyente; el imperialismo cultural; la mercantilización de la vida; los fundamentalismos religiosos; el colonialismo…

Para afrontar los distintos temas que se plantean, el libro se divide en siete capítulos. En el primero, se ofrece un análisis histórico-crítico de las religiones hegemónicas que han impuesto un único sistema de creencias. Y se estudian seis paradigmas: el giro monoteísta, el paradigma católico-romano medieval, los cristianismos coloniales de África, Asia y América Latina y la colonización del mundo medieval.

El capítulo segundo se centra en el análisis de las teologías emergentes, poscoloniales y decoloniales, que recuperan el pluriverso cultural, étnico y religioso, cuestionan la epistemología eurocéntrica y fomentan el diálogo interdisciplinar.

Los capítulos siguientes están dedicados a las diferentes teologías contrahegemónicas y poscoloniales del Sur global (en este concepto se incluye el mundo empobrecido y marginado del Norte): teologías africanas, teología negra estadounidense y teologías asiáticas. En el capítulo tercero, teologías africanas, el autor analiza el proceso seguido hasta su constitución como discurso con identidad propia. Partiendo de la crítica al cristianismo colonialista, despertar del cristianismo descolonizador, que ha abierto la posibilidad de elaborar una teología culturalista, una teología africana de la liberación, una teología de la reconstrucción y una teología feminista. En el capítulo cuarto se estudia la teología negra estadounidense, la cual ha estado siempre vinculada a la causa de la liberación del pueblo negro y de los pueblos oprimidos. Igualmente, se señalan las direcciones en las que avanza esta teología hoy: el retorno a las fuentes de la religión de los esclavos negros, la de los estudios bíblicos y la teología feminista, entre otras. En el capítulo cinco se analizan las líneas principales de la teología asiática: la de la liberación y la de las religiones. Así, nos encontramos con la teología dalit (India), la teología minjung (Corea del Sur), la teología de la lucha (Filipinas), la teología islámica de la liberación, la teología hindú de la liberación, la budista de la liberación, la confuciana, la judía y la palestina.

El capítulo seis está dedicado a las teologías latinoamericanas. En su primera parte, Tamayo ofrece una panorámica general de la teología de la liberación con sus aportaciones más importantes, tanto desde el punto de vista metodológico como epistemológico. Por otra parte, se hace un recorrido por sus tendencias más significativas: feminista, afrodescendiente, indígena, ecológica, económica, teo-poética, teología del pluralismo religioso y teología económica de la liberación.

El último capítulo está dedicado a la teología indígena latinoamericana, la cual renace como relato alternativo al de la Modernidad, típicamente colonial. Tiene su base en el paradigma cosmovisional y ético del Sumak Kawsay (quichua, Buen Vivir) – Suma Kamaña (aimara, Buen Con-vivir), que está en correspondencia con la defensa del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad.

Con una amplia bibliografía, que está en la base del texto de esta obra de Juan José Tamayo, el autor no deja nada sin fundamentar. El resultado es una obra seria, profunda y corta (si tenemos en cuenta la cantidad de información que contiene) dirigida a toda aquella persona que quiera conocer el pluriverso teológico que existe en estos momentos. Es cierto que, desde Europa, uno corre el riesgo de pensar que todo se dice desde aquí, y que no existe más que lo que se dice desde aquí. Pero nada más lejos de la realidad. La teología debe estar encarnada en la realidad que vive la gente. Y si no sirve para mejorar el mundo, entonces no sirve para nada. No dejaría de ser un divertimento inútil. Entiendo que Juan José Tamayo despertara del «sueño dogmático» en el que se encontraba. La cuestión es: ¿cuánta más gente despertará de su «sueño» al leer este libro? Ya está en la lista de los imprescindibles.


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