miércoles, 17 de julio de 2024

Javier Garrido: Evangelización y espiritualidad. Por Cristina Erce

Garrido, Javier: Evangelización y espiritualidad. El modelo de la personalización. Sal Terrae, Santander, 2009. 518 páginas. Comentario realizado por Cristina Erce.

Son muchos los retos a los que se enfrenta la evangelización hoy día. El giro antropocéntrico de la cultura, radicalizado en los últimos años, la secularidad, la irrupción de las ciencias humanas como camino de acceso a la persona, el pluralismo religioso, etc., están suponiendo un cambio del paradigma cultural en el que nos movemos, respiramos y vivimos. ¿Cómo, entonces, transmitir hoy la Buena Noticia de Jesús y su Evangelio? Hace falta ser fieles al fondo y arriesgados en la forma: fidelidad a la mejor tradición espiritual y diálogo sincero con la cultura actual, tal como propone el autor de Evangelización y espiritualidad. 

Es éste un libro vivo. Lo que ahora llamamos el modelo de la personalización no es fruto de una especulación teórica, sino del contacto vivo y prolongado con las personas en la evangelización desarrollada por el autor desde hace más de treinta años. No cabe ya identificar evangelización con adoctrinamiento y asimilación de contenidos: Palabra y Espíritu forman una unidad dinámica inseparable. Sabemos que la palabra transmitida es palabra viva y eficaz, como espada de dos filos (Heb 4,12), por los frutos de transformación que provoca en las personas. Por ello, la personalización no supone tan sólo una metodología pastoral, sino, ante todo, un verdadero itinerario espiritual. 

Javier Garrido, autor suficientemente conocido por sus publicaciones y su misión evangelizadora, es (en el momento de la publicación de esta obra) religioso franciscano y se ha dedicado principalmente a la pastoral de personalización, a estudios de espiritualidad y a la reflexión sobre temas franciscanos. Tal como se indica en la misma obra (cf. p. 16), en 1996 la editorial Sal Terrae publicó Proceso humano y Gracia de Dios, donde se exponía la síntesis del modelo de la personalización. Este nuevo libro que ahora ve la luz viene a completarlo y reestructurarlo, prolongando algunas reflexiones y matizando otras. La diferencia está en la perspectiva: si bien aquel se movía en el marco de la teología espiritual y del acompañamiento, éste desarrolla una visión general de la evangelización. Pero ambos comparten la tesis de fondo ya aludida: que no cabe evangelizar hoy en día por adoctrinamiento, por transmisión de conceptos, sino promoviendo un proceso de transformación de la persona. 

El libro se estructura en tres partes. La primera esboza una Exposición del itinerario espiritual de la personalización, describiendo sus fases: «Iniciación», «Fundamentación» y «Seguimiento». La segunda parte, Dinámica y Mediaciones, desarrolla aspectos concretos de la dinámica de transformación, inseparable de las mediaciones específicas en las que se articula la dinámica. Entre los temas que aquí se desarrollan, encontramos «Proceso humano y gracia de Dios», «Espíritu y mediaciones», «Relación con Dios», «Discernimiento», «Persona e Iglesia», etc. Finalmente, la última parte ofrece el marco teórico de comprensión del itinerario –cómo y por qué se ha llegado a él– a través de epígrafes como «Biblia y personalización», «Evangelización y cristología», «Antropocentrismo secular y fe cristiana», «Modelo antropológico», etc. 

El lector se va a encontrar pronto con una disyuntiva. No podrá entender el libro sólo desde la reflexión teórica, sino que deberá hacerlo desde la implicación de su propia experiencia personal. No se trata de simple subjetividad, sino de lo que podríamos llamar «reflexión implicativa»: comprender lo real a través de la reflexión y también a través de lo vivido, bien en primera persona, bien con aquellos con los que se ha compartido una historia de fe. Pensamiento y experiencia personal son inseparables en el libro y no menoscaban el horizonte del pensamiento, sino que lo amplían. La subjetividad es ámbito de pensamiento y reflexión, con la condición de no erigirse en juez único de la realidad. ¿Acaso no ocurre así con todo lo auténticamente humano? Las relaciones interpersonales, la educación de otros, la contemplación de una obra de arte, la fe en Jesús de Nazaret, etc., requieren de nuestra implicación para poder ser captadas en su profundidad. Cuando el lector acepte este reto, se va a encontrar con un pensamiento que le lleva lejos, que se toma en serio al hombre de hoy, pero que se toma más en serio todavía el misterio de Dios revelado en su Hijo Jesucristo, dando respuesta a los interrogantes que supone nuestro tiempo y, a la vez, suscitando nuevos horizontes, como es propio de todo pensamiento fecundo. 

Este libro está dirigido a cualquier creyente preocupado por la experiencia espiritual hoy, pero, sobre todo, a aquellas personas implicadas en el anuncio de la Buena Noticia. Estos últimos, los evangelizadores, encontrarán en estas páginas (y disfrutarán) a un auténtico maestro espiritual. 


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