Ros, Carlos: Teresa de Jesús, esa mujer. San Pablo, Madrid, 2011. 584 páginas. Comentario realizado por Saúl López Cuadrado.
El sacerdote e historiador sevillano Carlos Ros nos ofrece en esta ocasión, después de haberse atrevido con María de San José, Jerónimo Gracián y Ana de Jesús, la biografía de Santa Teresa de Jesús que intitula «esa mujer». ¿Qué puede aportar una nueva biografía de Teresa de Ahumada? A nivel de datos poco queda por decir de la Santa abulense. Sin duda es el enfoque de Ros el que aporta novedad a esta biografía, y es que se centra en las relaciones que como mujer tuvo con los hombres del siglo XVI.
Más historiador que literato –el libro está estupendamente documentado, con un amplio apartado crítico y una extensa bibliografía–, el estilo quiere ser sencillo y directo pero cae en repeticiones, insistiendo en exceso en algunos aspectos y pasando muy de puntillas sobre algunos puntos importantes de la vida de la Santa. Es posible que sea consecuencia de las prisas que el mismo autor reconoce en un epílogo (p. 523) que quizá es de lo mejor del libro. Mujer para nada flaca, como se creía en el s. XVI, Teresa trató de igual a obispos, confesores, visitadores e incluso al superior general de los carmelitas y al mismísimo rey Felipe II, con el que mantuvo intercambio epistolar siempre que necesitó del favor real para el bien de su reforma.
Centrándose totalmente en la figura de la Santa, Juan de la Cruz apenas es citado y no se le concede la importancia debida –quizá pensando en un quinto libro acerca de las principales figuras de la descalcez primitiva–. Sí se nos narra la anécdota en que Juan, por escrúpulo, quema las cartas que le había escrito la santa y que siempre llevaba encima. Se queja el autor como historiador por los datos que ahí se perdieron; ¡más perdió la cristiandad!, se puede decir.
Después de una introducción en la que se nos explica el porqué del subtítulo del libro «esa mujer», el libro va siguiendo, en treinta y dos capítulos, los principales acontecimientos de la vida de la Santa, desde su infancia en Ávila hasta su muerte en Alba de Tormes pasando por la fundación de los conventos, tanto de monjes como de monjas, en que intervino la Santa así como sus principales escritos y todas las peripecias vitales de esta santa andariega. Se puede destacar cómo la Santa, a pesar de todo, se mantiene humilde y, siguiendo su costumbre de no ser priora de los conventos que va fundando, no busca cargos. Y no los acepta si no es por obediencia tal como se narra en el episodio en que Teresa es nombrada priora de La Encarnación o cuando «por pura hambre» le nombran priora de San José.
Siguiendo el propio libro de la Vida de la Santa, va añadiendo recuerdos de algunos de los primeros carmelitas descalzos y calzados. Contrasta la historia oficial, mantenida durante tres siglos, con los documentos que han ido saliendo a la luz gracias a las últimas investigaciones. Merecen la pena sobre todos los datos extraídos de la Autobiografía de María de San José y de las Actas de la canonización donde se atestiguan numerosos milagros y raptos místicos de la Santa.
Es de destacar cómo Teresa supo rodearse de grandes personas y grandes religiosas y religiosos: caballeros nobles que le acompañan por el camino, damas que con su influencia y fortuna ayudan en los comienzos, religiosos que con más o menos acierto dirigen su alma y ponen su grano de arena en las fundaciones, religiosas que comprenden profundamente el alma de «la madre Teresa» y son pieza clave para extender la reforma por España y el extranjero... y otros que ganándose la confianza de Teresa la traicionaron cuando más necesitaba su apoyo y ayuda. Quizá el caso más sonado sea el de Nicolás Doria.
Se echa de menos un breve episodio con las peripecias del cadáver de Santa Teresa, no porque aporten nada a la vida de la Santa, sino por que nos pueden dar una idea muy clara de cómo quedaba el Carmelo a la muerte de Santa Teresa y cuál era la situación de España en el si glo XVI.
En definitiva, debemos agradecer a Ros un libro ameno, en el que se nota el cariño que tiene a la Santa y al Carmelo en general y que, sin aportar datos nuevos al conocimiento de la vida de Santa Teresa, merece la pena ser leído.
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