Torres Queiruga, Andrés: ¿Qué queremos decir cuando decimos "infierno"? Sal Terrae, Santander, 1995. Colección "Alcance" 48. 106 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
No hay un solo curso en el que alguno de mis alumnos no me pregunte por el infierno. Veo que suscita interés y curiosidad. También algo de miedo. "¿Es verdad que si morimos en pecado nos vamos al infierno para siempre"? Bonita pregunta. Si esta cuestión se la planteáramos a una docena de católicos creyentes y "practicantes", nos quedaríamos sorprendidos por la variedad de sus respuestas. Nos encontraríamos con los que dirían que el infierno está aquí en la tierra y no en el más allá. Otros afirmarían que es posible que exista, pero que nadie tiene la certeza de que haya alguien allí. Por último, habría quienes dirían que, por supuesto, existe y está lleno de gente para toda la eternidad.
Otra pregunta curiosa sería la siguiente: "¿Cómo se imagina usted el infierno?". Aquí tendríamos respuestas para todos los gustos. Desde las calderas de Pepe Botero, con mucho olor a azufre, hasta una especie de fiestuqui a tope con todas las actrices, cantantes y mujeres de vida ligera y moral distraída, etc. De verdad, hay gente que se imagina el infierno más divertido que el cielo (al cielo van las beatas meapilas, todas serias y de negro, mientras que al infierno...). Al final, todos hechos un lío.
Para aclarar este tema, hoy os quiero presentar un libro corto (106 páginas) escrito hace ya algunos años por uno de los teólogos españoles más importantes e influyentes en la cultura religiosa de los últimos treinta años: Andrés Torres Queiruga. Pienso que es tan importante que no necesita presentación. Por si acaso, os hago una pequeña semblanza.