Marina, José Antonio: Por qué soy cristiano. Anagrama, Barcelona, 2005. 160 páginas. Comentario realizado por Pedro Castelao.
Estimado Sr. Marina:
He leído con mucho gusto su último libro, Por qué soy cristiano, y quisiera agradecerle no sólo el hecho de que lo haya escrito, sino también que lo haya publicado. He accedido a su invitación de visitar su página web y he visto la larga y pausada gestación que ha tenido su ensayo. Me parece que ha escogido un momento especialmente oportuno para que vea la luz y, espero, por ello, que su libro tenga una amplia difusión y una nutrida crítica. No es frecuente en nuestro país que autores de reconocido prestigio se ocupen de la cuestión religiosa y, menos aún, que lo hagan con seriedad y honestidad.
Espero que no parezca adulación lo que no es sino un sincero reconocimiento, pues, entre otras cosas, he de decirle que es muy de agradecer la claridad de su estilo. Virtud, ésta, que no es de las menores en su libro. Sin embargo, lo que más aprecio en su trabajo es esa actitud de exquisito respeto hacia el hecho religioso y, al mismo tiempo, su completa libertad para analizarlo y criticarlo sin miramientos en aquello que, a su juicio, merece algún tipo de reproche. Como le diré a continuación, no comparto todas sus opiniones —aunque sí muchas de ellas—, pero tengo que reconocer que admiro cómo las expone.
He leído con mucho gusto su último libro, Por qué soy cristiano, y quisiera agradecerle no sólo el hecho de que lo haya escrito, sino también que lo haya publicado. He accedido a su invitación de visitar su página web y he visto la larga y pausada gestación que ha tenido su ensayo. Me parece que ha escogido un momento especialmente oportuno para que vea la luz y, espero, por ello, que su libro tenga una amplia difusión y una nutrida crítica. No es frecuente en nuestro país que autores de reconocido prestigio se ocupen de la cuestión religiosa y, menos aún, que lo hagan con seriedad y honestidad.
Espero que no parezca adulación lo que no es sino un sincero reconocimiento, pues, entre otras cosas, he de decirle que es muy de agradecer la claridad de su estilo. Virtud, ésta, que no es de las menores en su libro. Sin embargo, lo que más aprecio en su trabajo es esa actitud de exquisito respeto hacia el hecho religioso y, al mismo tiempo, su completa libertad para analizarlo y criticarlo sin miramientos en aquello que, a su juicio, merece algún tipo de reproche. Como le diré a continuación, no comparto todas sus opiniones —aunque sí muchas de ellas—, pero tengo que reconocer que admiro cómo las expone.