Álvarez-Ossorio, Ignacio: Siria. Revolución, sectarismo y yihad. Los Libros de la Catarata, Madrid, 2016. 192 páginas. Comentario realizado por Daniel Izuzquiza.
Desde hace años, la población siria sufre los bombardeos de la guerra. Desde hace años, también nosotros sufrimos el bombardeo mediático en torno a esa misma guerra en Siria. La diferencia, por supuesto, es abismal. Para la opinión pública occidental, este conflicto parece demasiado complejo y enquistado, generando no poca confusión e impotencia.
Este libro ofrece un material muy apropiado y útil para hacerse un mapa mental de la situación. Escrito por un especialista en Oriente Medio, profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante, este libro es a la vez breve y fundamentado, claro y suficientemente complejo, crítico y constructivo. Sus diez capítulos tienen un sentido en parte sistemático y en parte cronológico: se presentan diversos aspectos del conflicto a medida que se narra la evolución del mismo. Así, el primer capítulo describe “la Siria de los Asad”, un régimen de naturaleza clánica que ha gobernado el país, con mano de hierro, desde 1971 con Hafez al-Asad y, desde 2000, con su hijo Bashar.
El segundo capítulo narra la primavera árabe en Siria, destacando la importante pero ignorada resistencia popular no violenta, así como su progresivo bloqueo entre el régimen y los yihadistas.
“La estrategia de la tierra quemada”, título del tercer capítulo, responde bien a la realidad: una política de guerra contra la propia población en las zonas rebeldes, empleando medios cada vez más brutales (torturas y desapariciones masivas; bombardeos sistemáticos, incluso contra escuelas y hospitales; armas químicas).
Los tres capítulos siguientes hablan de la militarización del levantamiento (cap. 4), de la oposición fragmentada (cap. 5) y de la tempestad yihadista, con el Frente Al-Nursa y el ISIS-Daesh (cap. 6).
El puzle se completa, en el capítulo 7, explicando el gran juego regional: por un lado, Irán, sus satélites chiíes y el apoyo de Rusia; por otro, Arabia Saudí y su promoción del wahabismo; finalmente, las agendas de Turquía y Qatar.
El resultado, bien conocido, se recoge en los tres últimos capítulos: una guerra de agotamiento (cap. 8), una catástrofe humanitaria que supera todos los límites (cap. 9) y una paz que permanece muy alejada, a pesar de tibios intentos de pacificación (cap. 10).
La complejidad del asunto requiere una lectura atenta, pero sin duda la gravedad de la cuestión lo justifica. Y el resultado merece la pena.