lunes, 27 de febrero de 2023

Darío Mollá: De acompañante a acompañante. Por Javier Bailén

Mollá, Darío: De acompañante a acompañante. Una espiritualidad para el encuentro. Narcea, Madrid, 2018. 146 páginas. Comentario realizado por Javier Bailén.

El jesuita Darío Mollá nos presenta una gran obra. Hemos podido leer muchos libros que, con profundidad espiritual e intelectual, nos han ilustrado acerca del acompañamiento, pero en esta ocasión, percibimos un giro copernicano que nos conduce la mirada hacia el sujeto que acompaña. En pocas obras se puede percibir la finura de un hombre que, con un gran bagaje a sus espaldas, pone, para suerte de los lectores, toda su sabia experiencia al servicio de la Iglesia, del acompañante, del lector. 

Darío Mollá Llácer es un jesuita de Alcoy (Alicante) con 53 años en la Compañía de Jesús y 41 como sacerdote. Sus muchas responsabilidades en la misma orden, en la que llegó a ser Provincial, le han concedido la posibilidad de adquirir una gran experiencia en el ámbito del acompañamiento. Posiblemente estemos ante su gran obra. Un testimonio presentado con la hondura de aquél que ha vivido el acompañamiento como una fuente de riqueza en su vocación y que ha permitido descubrir sus claves, riquezas y tesoros a todos aquellos que ha ido acompañando en el seguimiento de Jesús a lo largo de los años. 

Se trata de un libro muy práctico y de gran uso pastoral. Un lugar de referencia donde acudir porque presenta, de manera dialéctica, reflexiones personales con un texto del evangelio que lo ilumina. Doce características que debe tener el acompañante y que tiene su reflejo en textos de los cuatro evangelistas. La sorpresa nos invade cuando vemos que la clásica referencia a Emaús no está presente, lo cual nos habla de que estamos ante algo nuevo. Algo que nos ampliará nuestra formación acerca del acompañamiento, pero también permitirá nuevas miras sobre el mismo. Delicadeza y gran profundidad son los dos pilares en los que se ha basado el autor para encontrar en los evangelios el fundamento a sus reflexiones. 

Actitudes como la fe, la oración, abnegación, humildad, confianza, misericordia, discernimiento, eclesialidad, acompañar el sufrimiento o capacidad de acogida son las características que constituyen el “ser” acompañante que también se nos presenta en el primer capítulo. Pero no podemos dejar de mencionar un capítulo que, a pesar de ser último, no deja por ello de tener mucha relevancia, las tentaciones del acompañante. Tentaciones que exigen del acompañante tres claves: poner en Dios, y no en uno, la esperanza; despojarse de todo deseo interesado y, finalmente, liberarse de armaduras y lanzarse “con el nombre del Señor como única arma”. 

Como dice el autor «No es éste un libro sobre “lo que el acompañante ha de hacer” en el acompañamiento espiritual, sino sobre “lo que el acompañante ha de ser y vivir” para poder acompañar espiritualmente a otras personas». Por eso considero que estamos ante una joya sobre el acompañamiento. Un libro de referencia al que deberíamos acudir con frecuencia para recordarnos qué somos cuando acompañamos y cómo debemos afrontar esa difícil pero apasionante misión de acompañar. 


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