Paoli, Arturo: Las Bienaventuranzas. Un estilo de vida. Sal Terrae, Santander, 2008. 134 páginas. Comentario realizado por Laura Steegmann.
Tan interesante como el libro que tratamos es la historia vital del autor que lo escribe y que, en el fondo, es expresión de la vida que dinamiza la existencia de este «Hermanito de Jesús» que durante veinte años puso en marcha numerosos proyectos de promoción humana y social para los pobres de las «favelas» en Foz de Iguaçú (Paraná). El libro es símbolo de una vida que defiende constantemente la justicia, la paz y la pobreza como relaciones concretas, políticas, económicas, a través de las cuales cualquier persona realiza su verdadera identidad. Arturo Paoli denuncia el mundo globalizado, «causa de comportamientos irresponsables que aparecen en la esfera afectiva, económica y política». Y, desde esta visión, la justicia se muestra como el bien primero que se ha de buscar. Para el autor, no debemos salir nunca de las tres dimensiones subrayadas en el sermón de la montaña: pobre, justo, constructor de la paz. Esta es la verdadera identidad del hombre, que debe ser anunciada como la verdadera alternativa a la sociedad globalizada.
La teología dogmática suele definir las bienaventuranzas como una fórmula que indica la realidad personal de Cristo; son un enunciado de lo que Dios hace y hará, un retrato de Cristo, una afirmación sobre formas humanas de existencia. Y, por eso, en el sermón de la montaña encontramos representada la identidad del ser humano. Todo esto es afirmado bellamente en estas páginas, aunque desde una visión más pragmática: nos hablan de las bienaventuranzas como un programa moral. Son presentadas, pues, desde su contenido práctico, constituyendo una exhortación imperativa a vivir unas actitudes que dan acceso a la realidad del Reino entrando en él. Son definidas desde una perspectiva social-revolucionaria como la proposición paradójica que, desde la definición de Dios, invierte las categorías de actuación de este mundo y sus poderes.
A través de esta dimensión social y práctica, el autor hace una lectura interesante del Sermón de la montaña y nos invita a dirigir nuestra vida hacia una afirmación constante de la justicia, sobre cuya base podemos construir una sociedad pacífica.
Finalmente, resulta muy sugerente que, al final de las reflexiones sobre cada bienaventuranza el lector encuentre una palabra clave de dicha «felicitación» (felicidad, dolor, hospitalidad, laicidad, silencio...) que va acompañada de la cita de un autor, con el fin de proporcionar al lector las sugerencias de otras «voces» sobre el inagotable tema de las bienaventuranzas.
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