Smith, Gary: «...al volver, vuelven cantando». Mi vida con los refugiados. Sal Terrae, Santander, 2010. 270 páginas. Comentario realizado por Ana Aizpún Marcitllach.
El autor, Gary Smith se sirve del salmo 125, que habla del retorno del exilio del pueblo de Israel («Al volver, vuelven cantando...») para darle título a este magnífico relato. Del mismo modo que los israelitas cantaban con júbilo en medio de la dificultad, el autor describe cómo la dignidad humana encuentra un lugar en medio del sufrimiento más extremo.
Gary Smith tenía 62 años en 2000 cuando se unió al Servicio Jesuita de Refugiados en el norte de Uganda para trabajar con los más de 30.000 refugiados sudaneses allí asentados tras huir de la guerra civil que de 1983 a 2005 se cobró más de un millón y medio de muertos.
El relato adopta la forma de diario, salpicado de cartas personales entre Smith y sus seres queridos, a veces su única fuente de desahogo durante su estancia en los campos de refugiados. Smith, que durante años trabajó con los estratos más pobres de su comunidad en Estados Unidos, descubre en África una iglesia pobre pero con una fe tremendamente fuerte que le interpela y le lleva a descubrir las formas de vida más sencillas.
Esta narración está llena de fronteras y tensiones entre circunstancias difíciles y novedosas que se enfrentan con esquemas de realidad caducos. En palabras del autor: «Yo había regresado temporalmente a la cultura americana, con su culto y su fascinación por lo superficial y vacío, con su renuente condescendencia para cuanto signifique abnegación» (p. 95). Smith no adopta una actitud pasiva, sino que se rebela, se enfada y alza la voz contra la corrupción; siente miedo de la violencia que vive a diario y se siente interpelado por la falta de reconocimiento de la dignidad humana a la que se enfrenta.
Esta es una historia enmarcada en la «historia», y aunque el propio autor se declara como un «no experto en África». se convierte en una magnífica guía de lo que pudieron vivir los refugiados sudaneses hace casi una década y la labor que el JRS sigue haciendo a día de hoy en tantos lugares del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario