Miró Ardévol, Josep: La sociedad desvinculada. Fundamentos de la crisis y necesidad de un nuevo comienzo. Stella Maris, Barcelona, 2014. 192 páginas. Comentario realizado por Daniel Izuzquiza.
En palabras del propio autor, la tesis central de este libro es que la raíz última de la crisis está «en el deterioro progresivo de la fuerza humana más poderosa», que es el vínculo social: «la destrucción del vínculo equivale a la plenitud de la anomia» (p. 32). Dicho de otra manera, Miró considera que nuestra sociedad ha perdido la clave de bóveda que le da consistencia.
El libro recoge argumentos ya conocidos en el ámbito filosófico (básicamente de la mano del comunitarismo de MacIntyre) y los aplica al terreno político, apoyándose también en la teoría sociológica del capital humano. La primera sección de la obra describe la fuerza que nos ha hecho humanos, mientras que la segunda analiza críticamente el proceso de desvinculación que nace con la Ilustración y que nos ha llevado al actual individualismo atomizado. Hasta aquí, el escrito resulta sugerente, polémico e interpelador. Aunque es cierto que el autor dialoga con la autocrítica moderna (Horkheimer y Adorno, con su «Dialéctica de la Ilustración»), va creciendo en el lector la sospecha de estar simplemente ante una nueva versión del anti-modernismo y anti-liberalismo clásicos. Aunque el autor reconoce que «la economía desvinculada es por definición la economía de la oligarquía financiera» (p. 182) y hace otras pertinentes observaciones críticas en el terreno económico, el gran peso de los ejemplos desarrollados (lo que llama «estragos» en la tercera y última sección del libro) se centra en las cuestiones habituales del conservadurismo cultural y, por tanto, convierten en muy previsible su argumento, limitando su interés. Una vez más, hay más lucidez en el análisis que en la propuesta.
En palabras del propio autor, la tesis central de este libro es que la raíz última de la crisis está «en el deterioro progresivo de la fuerza humana más poderosa», que es el vínculo social: «la destrucción del vínculo equivale a la plenitud de la anomia» (p. 32). Dicho de otra manera, Miró considera que nuestra sociedad ha perdido la clave de bóveda que le da consistencia.
El libro recoge argumentos ya conocidos en el ámbito filosófico (básicamente de la mano del comunitarismo de MacIntyre) y los aplica al terreno político, apoyándose también en la teoría sociológica del capital humano. La primera sección de la obra describe la fuerza que nos ha hecho humanos, mientras que la segunda analiza críticamente el proceso de desvinculación que nace con la Ilustración y que nos ha llevado al actual individualismo atomizado. Hasta aquí, el escrito resulta sugerente, polémico e interpelador. Aunque es cierto que el autor dialoga con la autocrítica moderna (Horkheimer y Adorno, con su «Dialéctica de la Ilustración»), va creciendo en el lector la sospecha de estar simplemente ante una nueva versión del anti-modernismo y anti-liberalismo clásicos. Aunque el autor reconoce que «la economía desvinculada es por definición la economía de la oligarquía financiera» (p. 182) y hace otras pertinentes observaciones críticas en el terreno económico, el gran peso de los ejemplos desarrollados (lo que llama «estragos» en la tercera y última sección del libro) se centra en las cuestiones habituales del conservadurismo cultural y, por tanto, convierten en muy previsible su argumento, limitando su interés. Una vez más, hay más lucidez en el análisis que en la propuesta.