Ishiguro, Kazuo: Klara y el Sol. Anagrama, Barcelona, 2021. 384 páginas. Traducción de Mauricio Bach. Comentario realizado por Luis Ignacio Martín Montón.
En Klara y el Sol —su primera novela tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 2017— el escritor británico Kazuo Ishiguro vuelve a servirse de la ciencia ficción como vehículo para reflexionar y preguntarse por acaso lo más real que puede existir: la condición humana.
Sin atreverme a calificarla de fábula ni de metáfora, Ishiguro construye un futuro (¿no tan lejano?) en el que resulta relativamente habitual que los humanos dispongan de “Amigos Artificiales”, androides a su servicio, principalmente destinados al cuidado de los más pequeños de la casa, en parte niñeros, en parte criados, en parte compañeros de juegos y confidencias. Es una de ellas, Klara, la protagonista y narradora de esta historia, a quien vamos conociendo poco a poco, descubriendo su ingenuidad, sus ganas de aprender del mundo que hay más allá del escaparate de la tienda donde está ubicada al inicio de la novela. Y dentro de ese mundo, en especial, a las criaturas que lo habitan -los seres humanos-, similares externamente a ellos pero llenos de incógnitas en su proceder y en su sentir; seres que son sus “dueños” y que representan su razón de existir, pues esta no es otra que estar a su servicio.