Camps, Victoria: El declive de la ciudadanía. La construcción de una ética pública. PPC, Madrid, 2010, 192 páginas. Comentario realizado por Severino Lázaro.
En tiempos como los que vivimos de «crisis de todo» cabría esperar que la conciencia ciudadana de nuestras sociedades democráticas hubiera despertado y repuntado. Pero desgraciadamente no ha sido así, dirá nuestra autora, lo que confirma el problema de «desorientación» que en el ámbito ético arrastramos.

Para salir de esta situación, nada mejor que fijar un par de coordenadas, para saber dónde nos encontramos y, desde ahí, tener más claro por dónde debemos avanzar. ¿Dónde nos encontramos o vivimos a nivel ético? Vivimos desde hace años, por lo que a nuestro país se refiere, en el seno de una sociedad pluralista, en el que la única ética que podemos profesar, a nivel público, es lo que la autora llama una «ética sin atributos» (capítulo 1) o una «ética laica» (capítulo 5). Muy lejos de los tiempos en los que la ética de un grupo (cristianos) podía imponerse al resto. La sociedad de nuestros días tiene una matriz plural, ética, religiosamente hablando. A cada uno se le debe respetar su opción, en el foro privado, y escuchar su aportación, sobre la cosa pública. A todos se les debe exigir el consenso y el compromiso con una serie de valores irrenunciables sobre los que pivotará eso que llamamos «la ciudadanía».