García-Baró, Miguel: Teoría fenomenológica de la verdad. Comentario continuo a la primera edición de Investigaciones Lógicas, de Edmund Husserl (con traducción de los pasajes no incluidos en las siguientes ediciones). Tomo I: Prolegómenos a la Lógica Pura. UPCo, Madrid, 2008. 154 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Efectivamente, fue Kant el que puso en jaque toda la teoría del conocimiento del pensamiento occidental cuando estableció la diferencia entre "noúmeno" y "fenómeno" en la Crítica de la Razón Pura. Recordémoslo. En todo objeto de conocimiento, existe el llamado "noúmeno", es decir, la "cosa en sí", y el llamado "fenómeno", es decir, ese ser "para nosotros". A juicio de Kant, el noúmeno es incognoscible, por lo que solo podemos conocer el fenómeno, lo que algo es para nosotros, y que es perceptible por los sentidos. Esto que mucha gente puede pensar que es una nimiedad o una curiosidad filosófica solamente entendible por los eruditos fue lo que estableció la diferencia entre ciencia y filosofía, entre la carrera ascendente de la primera y la descendente de la segunda (que hasta se quiere quitar del plan de estudios de Secundaria-Bachillerato español). No podemos saber lo que algo es en sí mismo, pero sí lo que es para nosotros. Por tanto, todo el conocimiento claro y distinto, cierto y evidente (que pregonaba el señor Descartes) queda reducido a lo que es aprehensible por los sentidos. Es lo que hay, lo que existe, lo que se muestra... lo cognoscible.
Con el tiempo, este pensamiento centrado en los fenómenos ha devenido en