Vanier, Jean: La comunidad. Lugar del perdón y de la fiesta. PPC, Madrid, 1995. Colección Sauce 22. 365 páginas. Traducción de Javier Sánchez Villegas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Quiero comenzar este blog de comentarios a libros "divinos" y "humanos" con un autor que me ha marcado profundamente: Jean Vanier. Mi relación con él y con el Arca se inició con la lectura en comunidad justamente de la versión antigua de este libro: Comunidad, lugar de perdón y fiesta, editado en 1980 por la editorial Narcea. Nos ayudó mucho su lectura, tanto desde un punto de vista personal como comunitario. En aquel momento no podía intuir que era el principio de una relación que iba a mantenerse durante muchos años hasta el momento presente.
En los veranos de 1986 y 1987, tuve la oportunidad de vivir en varios hogares del Arca en Bélgica: Le Toît, La Branche y Caná (todos ellos en Bruselas) y en el hogar de Namur. Esto me marcó profundamente. Yo ya había tenido una experiencia fuerte cinco años antes (contaba en aquel momento con quince años) en Ciempozuelos, en donde pasé dos veranos viviendo con los hermanos de San Juan de Dios. En Ciempozuelos tuve la posibilidad de acompañar a personas mayores que tenían enfermedades mentales terribles; pero, al llegar la noche, yo me iba a cenar con los hermanos y a dormir a un edificio distinto separado de donde estaban los enfermos. En Bruselas las cosas eran diferentes. No se trataba de "cuidar" a nadie, sino de vivir con las personas con una deficiencia. Todo lo

En los veranos de 1986 y 1987, tuve la oportunidad de vivir en varios hogares del Arca en Bélgica: Le Toît, La Branche y Caná (todos ellos en Bruselas) y en el hogar de Namur. Esto me marcó profundamente. Yo ya había tenido una experiencia fuerte cinco años antes (contaba en aquel momento con quince años) en Ciempozuelos, en donde pasé dos veranos viviendo con los hermanos de San Juan de Dios. En Ciempozuelos tuve la posibilidad de acompañar a personas mayores que tenían enfermedades mentales terribles; pero, al llegar la noche, yo me iba a cenar con los hermanos y a dormir a un edificio distinto separado de donde estaban los enfermos. En Bruselas las cosas eran diferentes. No se trataba de "cuidar" a nadie, sino de vivir con las personas con una deficiencia. Todo lo