Alonso, Luis Guillermo: El colgado. Sal Terrae, Santander, 2010. 120 páginas. Comentario realizado por Mª Dolores López Guzmán.
El impresionante Cristo de Prieto Coussent, que tantas suspicacias levantó en el sector eclesiástico de la posguerra y que, sin embargo, alcanzó el reconocimiento internacional como una de las piezas clave del arte religioso del siglo XX, condensa en una imagen (al igual que el título lo hace en una palabra) el tema central de este poemario que el jesuita Luis Guillermo Alonso ofrece para la contemplación –con los ojos, los oídos y el corazón– del instante que compendia la vida del Señor: su Pasión, donde se nos aparece, en palabras del autor, «Dios en suspenso».
Gil Tovar dijo del estilo del pintor gallego –Benito P. Coussent– que era «clásico y moderno» al mismo tiempo, una cualidad que comparte la poesía de Luis Guillermo Alonso, caracterizada por la concentración del pensamiento en ideas breves, como flashes, e imágenes sorprendentes, y por el gusto por el intimismo y la búsqueda de lo esencial. De alguna forma, el lector es invitado en cada verso a participar del mundo interior de un poeta perplejo ante la visión de un Dios Crucificado que, como «la mayoría de los crucificados / no mira al cielo». Una violenta contradicción que seduce e interpela. Por eso sus poemas estarán llenos de preguntas y sensaciones contradictorias que dejan traslucir una honda emoción