Olov Enquist, Per: La visita del médico de cámara. Nørdica, Madrid, 2018. 400 págs. Traducción de Martin Lexell y Cristina Cerezo. Comentario realizado por Fátima Uribarri.
Per Olov Enquist es todo un personaje. Ha escrito crítica literaria, teatro, novela, cine (es autor del guión de películas como la ganadora de un Óscar, Pelle el conquistador) y ha competido en salto de altura en competiciones internacionales. También ha tenido sus periodos oscuros debido a su alcoholismo (superado, según él, gracias a la literatura). Y es un eterno candidato al Premio Nobel de Literatura. En Suecia (nació allí, en el remoto pueblo de Hjoggbüle, en 1934) es un veterano autor de prestigio. Publica libros desde los años 60 y suele combinar las obras más convencionales con otras en las que innova y experimenta. La visita del médico de cámara, publicada en 1999 y que ahora rescata en una nueva edición la editorial Nørdica, es uno de sus mayores éxitos literarios: se vendió muy bien en hasta 20 países, entre ellos España. Con ella Per Olov Enquist ganó el Premio August y el Independent Foreign Fiction. Su buena acogida obedece sobre todo al interés histórico: esta novela despierta el hambre de conocimiento por la Historia de los países escandinavos; por el devenir de las distintas monarquías europeas, y por supuesto por la Ilustración. El interés de este escritor por la historia no es nuevo. También ha escrito, entre otras obras, Los legionarios (1968) donde novelaba la huida a Suecia de soldados alemanes tras la Segunda Guerra Mundial, y La partida de los músicos (1978), ambientada en el conflicto vivido en unos aserraderos.
Enquist lleva treinta años escribiendo obras de teatro. Lo dicho, es un autor veterano, curtido, prestigioso y que ha contado con el aplauso del público, sobre todo, en lo que se refiere al género novelístico con La visita del médico de cámara, sin duda, su gran éxito. La novela narra lo que en Dinamarca se ha llamado “el periodo Struensee”, entre 1770 y 1772, cuando el médico alemán Johann Friedrich Struensee se convirtió en el valido del rey Christian VII y llevó a cabo una serie de reformas inspiradas por el espíritu de la Ilustración. El escritor siembra la intriga desde la primera página. Todavía los lectores no conocen a Struensee, pero ya saben que sus tiempos han terminado y no demasiado bien. El arranque tiene fuerza porque entra en escena el rey Christian VII de Dinamarca, uno de los protagonistas mejor logrados de esta novela en la que los personajes son muy escasos, apenas hay cuatro principales y otros cuatro secundarios.