Alexievich, Svetlana: Voces de Chernóbil. Crónica del futuro. Siglo XXI, Barcelona, 2015 (edición original rusa de 1997). 300 páginas. Traducción de Ricardo San Vicente. Comentario realizado por Fernando Vidal (Universidad Pontificia Comillas, @fervidal31).
La autora de Voces de Chernóbil tardó casi 20 años en reunir los testimonios necesarios para hacer una reflexión vital sobre Chernóbil desde las experiencias de sus víctimas. La tesis central del libro es que, al emitir radionúclidos a la Tierra que durarán miles de años, Chernóbil ha introducido la casi eternidad del mal en la vida ordinaria de la humanidad. Pero el libro es mucho más: una lúcida mirada a la resistencia de la compasión y lo humano bajo la lluvia nuclear del mal y la mentira. Escrito en 1997, ahora se reedita en castellano.
1. La historia omitida
La nueva edición española de Voces de Chernóbil es buena ocasión para volver sobre este desasosegante libro. Todo comienza el 26 de abril de 1986, a la 1h. 23’ 58’’ horas, cuando una serie de explosiones destruyeron el reactor y el edificio del cuarto bloque energético de la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil, situada cerca de la frontera bielorrusa (p.13). La catástrofe de Chernóbil se convirtió en el desastre tecnológico más grave de la historia. Sobre la tierra se había precipitado el equivalente a 350 bombas como las que se lanzaron sobre Hiroshima, con 450 tipos de radionúclidos. La Unión Soviética mandó al lugar de la catástrofe 800.000 soldados de reemplazo y ‘liquidadores’, los encargados de limpiar y neutralizar el desastre. Casi todos los datos de muertes han sido ocultados durante todos estos años. Pese a ello algunos indicadores han emergido: hubo 115.493 liquidadores de Belarús y desde 1990 han ido falleciendo dos de ellos cada día.
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1. La historia omitida
La nueva edición española de Voces de Chernóbil es buena ocasión para volver sobre este desasosegante libro. Todo comienza el 26 de abril de 1986, a la 1h. 23’ 58’’ horas, cuando una serie de explosiones destruyeron el reactor y el edificio del cuarto bloque energético de la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil, situada cerca de la frontera bielorrusa (p.13). La catástrofe de Chernóbil se convirtió en el desastre tecnológico más grave de la historia. Sobre la tierra se había precipitado el equivalente a 350 bombas como las que se lanzaron sobre Hiroshima, con 450 tipos de radionúclidos. La Unión Soviética mandó al lugar de la catástrofe 800.000 soldados de reemplazo y ‘liquidadores’, los encargados de limpiar y neutralizar el desastre. Casi todos los datos de muertes han sido ocultados durante todos estos años. Pese a ello algunos indicadores han emergido: hubo 115.493 liquidadores de Belarús y desde 1990 han ido falleciendo dos de ellos cada día.