Mostrando entradas con la etiqueta Vaticano 2035. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vaticano 2035. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de agosto de 2012

Monseñor Pietro de Paoli: Vaticano 2035. Por Javier Sánchez Villegas

Monseñor Pietro de Paoli: Vaticano 2035. Grijalbo, Barcelona, 2006 (original de 2005). 617 páginas. Traducción de José Antonio Soriano y Lluís Miralles de Imperial. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Este libro me ha sorprendido en muchos sentidos. La persona que nos lo recomendó a Cristina y a mí ya lo advirtió: "Es un libro distinto, de eclesiología ficción. Os gustará". A mí la ciencia ficción, la historia ficción, la eclesiología ficción o la "xxxx" ficción no me apasiona. Pero a Cristina le enganchó el tema. Primera dificultad: el libro no se encontraba por ninguna parte. Me recorrí todo el circuito de librerías de libros nuevos. Nada. Me fui a la Cuesta de Moyano (calle de Madrid, junto a Atocha, que está llena de puestos de libros antiguos). Nada. Por fin, entré vía Internet en el circuito de las librerías de viejo. Allí lo encontré, en Alcaná, en la calle Ana María (cerca de donde viven unos amigos de toda la vida). Lo primero que me llamó la atención fue la frase que hay en la cubierta del libro: "Me invade la ira cuando veo a mi Iglesia". ¡Vaya! ¿Y quién dice estas cosas? Nada menos que Monseñor Pietro de Paoli. ¡Un cardenal! Rápidamente me fui a Internet para darme cuenta de que tal personaje no existe. Es un pseudónimo. Pero, a juzgar por las cosas que cuenta en el libro, parece que conoce muy bien los entresijos del Vaticano. Luego perfectamente podía ser cardenal, aunque lo dudo. Inmediatamente fui a ver dónde se había publicado la edición original. Fue en la editorial Plon de París. El título era Vatican 2035. ¿Un cardenal francés se dedica a publicar estas cosas? También lo dudo. Al final, llegué a la conclusión de que el autor pretende evitar la "guillotina" y que fijemos la atención en el texto y no en su persona. Interesante. En cuanto Cristina terminó de leerlo, yo me puse con él. Vamos allá.