Mercedes Nasarre (ver el comentario de sus obras aquí) ha publicado un artículo en Eclesalia (28/10/2013) en el que relata cómo surgió la idea de mandarle al Papa Francisco sus dos novelas publicadas hasta el momento y la respuesta que este le ha enviado. Me ha parecido tan precioso todo lo que dice que lo transcribo tal cual. (Nota del administrador)
El Papa Francisco |
Me ha sucedido algo curioso
este mes y paso a contarlo: Por una casualidad, en una cena de amigos, en
julio, un Jesuita nos dijo que iba a tener una audiencia Papal múltiple en
Roma. Sin pensarlo mucho le comenté la posibilidad de entregarle al Papa los dos
libros que he escrito, Un psiquiatra se pone a rezar, sobre espiritualidad y
silencio, y Yo también estaré contigo cuando llores, sobre el renacer de una
crisis. Aceptó la propuesta y así lo hizo. Pronto me olvidé del asunto y cuál
sería mi sorpresa cuando hace pocos días, recibo una carta de la Secretaría de
Estado del Vaticano, con unas palabras del Santo Padre y una foto de él,
firmada personalmente como Francesco.
Lo que tiene importancia para
mí es la comprobación de su cercanía. Francisco ha vuelto humano el rostro de la Iglesia. Su mensaje
social está resonando con fuerza.
Comparto con vosotros algunas
palabras hermosas que me dice: “La animo a seguir trasmitiendo con humilde
convicción la belleza de la Fe y la grandeza del Amor de Dios “.
La primera frase es “humilde
convicción”. Se me ocurre que la humildad no hace comparaciones, no condena, no
critica, no juzga. ¿Por qué será que continuamente hacemos juicios condenatorios
sobre las demás personas? ¿No será que cuando no nos conocemos a nosotros
mismos, con nuestros errores y defectos, nos fijamos en las faltas de los
demás? La humildad siempre es valentía para aceptar nuestra verdadera realidad.
La palabra convicción habla de
lo que para nosotros es cierto, del objetivo profundo de todo lo que hacemos.
¿Nos hemos preguntado por qué pensamos lo que pensamos y sentimos lo que
sentimos? La convicción es una apuesta vital, un sentido de vida.
La segunda frase es “la belleza
de la Fe”. Hay un patrimonio humano, de sabiduría perenne, en la noción misma
de lo que significa humanidad. Es la acción del ser humano lo que humaniza el
mundo, gracias a su razón ética. ¿Hemos pensado al servicio de qué está nuestra
propia razón? ¿Está al servicio de nuestras pasiones, de nuestra ideología, de
nuestros prejuicios?
Mercedes Nasarre |
Para mí la cuestión de la Fe,
que significa confianza, es algo similar a la inocencia. Es como
volver a ver las cosas por primera vez. Durante años ha habido mucha religión y
poca Fe. La espiritualidad vivida nos lleva a un horizonte más amplio y más
libre. Es vivencia del confiar. No hay pretensión de cambiar el mundo, eso
puede ser muy destructivo. Sólo hay un confiar profundo en que nos sostiene un
Espíritu de Amor.
La tercera frase es “la
grandeza del Amor de Dios”. A los no creyentes podríamos decir lo mismo que a
los creyentes: El amor es el elemento más importante de nuestra vida. Confiemos
en el amor que otras personas suscitan en nosotros. Confiemos en el amor que
sentimos por otros seres humanos. Por muy contaminado que esté de posesión, de
apego, de celos o de dominación, siempre hay un aspecto más sutil, más
espiritual y más desinteresado. Si profundizamos encontraremos en nosotros una
única fuente, porque Dios es amor. Y eso es mucho más grande que cualquiera de
nosotros, porque el Amor nos excede siempre.
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