Amaladoss, Michael: Al encuentro de las culturas. Cómo conjugar unidad y pluralidad en las Iglesias. PPC, Madrid, 2008. 188 páginas. Traducción de Federico Pastor Ramos. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.
Atendiendo a los requerimientos de la colección "Cuestiones abiertas" de la editorial Atelier, Michael Amaladoss, jesuita indio con largas estancias europeas y por ello conocedor de ambas culturas, pone por escrito de forma sistemática aunque escueta, una serie de preguntas ya formuladas en escritos anteriores.
La tesis principal que mantiene el autor a lo largo del libro es la necesidad de dar un giro en el enfoque de la inculturación. No se trata ya de encarnar el Evangelio en la cultura correspondiente, sino de poner el Evangelio en diálogo con la correspondiente cultura estando atentos a lo que va ocurriendo.
Para llegar a esta conclusión, Amaladoss parte de una afirmación: la tendencia universal de las iglesias a identificar el Reino y la Nueva Vida que predican con credos, ritos y organizaciones; es decir, la tendencia universal a proclamar la Buena Nueva y a formular respuestas tipo sin esperar a que sean las culturas que han recibido la Buena Nueva las que den las formas concretas de responder elaborando su propia liturgia, sus propios credos y su propia espiritualidad.
Atendiendo a su propia historia, realiza un sencillo recorrido por la historia del cristianismo en la India, de esa manera nos da pistas para entender mejor su mensaje. Afirma Amaladoss que, en la India, el cristianismo fue primero sirio, luego portugués y más tarde inglés, es decir, siempre una religión extranjera a la que se adherían algunos indios que, al adoptarla, se sentían obligados a vivir una especie de esquizofrenia religioso–cultural. Por una parte el indio cristiano, cuando se movía por la calle, iba a la escuela o al trabajo era indio —vivía una realidad cultural— y cuando practicaba su religión se encontraba con ritos extraños, formas de espiritualidad diferentes, credos difíciles de asimilar… Ante esta situación, hubo diversos modos de acercamiento entre las dos realidades que no acabaron de satisfacer a nadie: ni el intento hindú de integrar la enseñanza moral de Jesús, ni el intento cristiano de explicar el hinduismo como una preparación religiosa para la culminación cristiana. Tampoco satisficieron otros intentos tales como el de integrar ambas tradiciones, explicando la figura de Jesús como un gurú —maestro de sabiduría— o como un avatar —manifestación de la divinidad—.
Recuerda Amaladoss el cambio radical que supone para estos planteamientos el Vaticano II y lo que en él se dijo tanto acerca de la cultura, como de la necesidad de poner en relación el mensaje que se predica con el destinatario, teniendo en cuenta el papel mediador que desempeña la cultura concreta en cada pueblo concreto. Recoge, también, los intentos de avanzar siguiendo esas directrices en tres campos: el de la liturgia, el de la espiritualidad y el de la teología. Y recuerda cómo algunas de las propuestas nacidas de estos avances fueron desestimadas por la misma autoridad eclesial que antes las había propiciado, siempre celosa del bien de la unidad. Tras este recorrido, plantea la dificultad que supone que perteneciendo la mayoría de los cristianos indios a los grupos más pobres, todos los intentos de encuentro cultural se han establecido siempre entre elites intelectuales.
El libro resulta interesante en primer lugar por plantear de forma sistemática, aunque elemental, el problema del encuentro de cultura y religión. Dentro de ello, la principal aportación que hace para quienes lo lean desde una perspectiva europea, es la de su aplicabilidad. A saber, siendo Europa un lugar en el que se va imponiendo cada vez más una cultura postreligosa, fragmentaria y laica, es decir, no cristiana, ¿no sería hora ya de tratar de plantear la evangelización, tan propugnada, como un diálogo con esa cultura y poner atención a las respuestas que la cultura emita?
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