Moreno, Eloy: Invisible. Nube de Tinta, Barcelona, 2018. 299 páginas. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Me encanta que me regalen libros. Y, si son buenos, mejor que mejor. La semana pasada fue mi cumpleaños (no pasa nada si no me felicitaste), y una de mis hermanas me regaló el libro que hoy os quiero presentar: Invisible.
Inicialmente, miré el libro con cierto reparo. ¿Es posible escribir una novela sobre el acoso escolar? ¿Cómo encarnar los personajes, las circunstancias, etc.? Bien, Eloy Moreno, el autor de este libro, lo hace y lo borda. De él sólo se dice que es de Castellón. Punto. Ni un apunte más sobre su biografía. Sí se dice que se ha autopublicado algunas novelas y que ha obtenido bastante éxito de premios, venta y público. ¡Enhorabuena! Supongo que podrá servir de ejemplo a mucha gente que se siente escritora y no consigue publicar en las editoriales del "circuito".
Pero vayamos a la novela. Me ha parecido brillante, auténtica, real, convincente... Una verdadera joya. De verdad. Eloy Moreno ha conseguido plasmar la realidad del acoso con verdadera maestría. El ritmo va in crescendo. El protagonista, un niño anónimo (¡ojo!, me acabo de dar cuenta de que nadie dice su nombre en la novela), va a un instituto anónimo (que puede ser cualquiera) y estudia Secundaria (por cómo se comporta, me atrevería a decir que el primer ciclo de la ESO). Él es brillante en los estudios. Saca buenas notas. Todo va bien: familia, amigos, estudios... hasta que alguien le pide que le pase su examen de Matemáticas para copiarlo y él se niega. Es como si hubiera abierto la caja de los horrores. El resto os lo podéis imaginar.
Lo bueno de la narración de Eloy Moreno es cómo refleja el mundo interior del protagonista conforme van sucediéndose los hechos. El deseo por parte del acosado de tener el poder de ser invisible (a él le gustan mucho los cómics, como a mí, y quiere ser un superhéroe)... Cómo está rodeado de gente en el instituto, pero todo el mundo mira para otro lado y nadie sale en su defensa, ni compañeros ni profesores. El distanciamiento de los padres, que no saben estar atentos a las señales que emite su hijo sin querer. En definitiva, nos encontramos con un universo que gira alrededor del protagonista pero que no lo tiene en cuenta. El niño es invisible para él.
Por otro lado, es muy interesante la explicación que da Eloy Moreno cuando entra a analizar el comportamiento de MM (el acosador, que tiene nombre, pero no es concreto). Yo también estoy convencido (y llevo más de 30 años en la docencia) de que hay una explicación en el comportamiento de todos los chicos. En el caso de los acosadores, también. Y habrá que tratarlos en muchos casos como víctimas de otras circunstancias. Y habrá que tenerlas en cuenta a la hora de valorar sus actos, y de tratar de corregirlos.
En fin, esto del acoso escolar es un reto que nos atañe a todos (seamos ratones o no -para entender esto que acabo de escribir, me temo que tendrás que leer la novela-). Y es responsabilidad de todos el detectarlo cuando es incipiente. Es mejor para todos. Y esto también va para los cargos de responsabilidad (la directora del instituto sale bastante mal parada en la novela).
Para finalizar este comentario, simplemente me queda por decir que creo que debería ser de lectura obligada para profesores y padres. No lo pondría como lectura obligada pero sí recomendable para los alumnos por su extensión: 300 páginas. Aunque, bien mirado, los chicos también leen libros voluminosos de literatura infantil y juvenil: Memorias de Idún, Los juegos del hambre, Crepúsculo, Harry Potter...
Quiero agradecer a Eloy Moreno la posibilidad que nos brinda con su novela de poder acercarnos a un problema real y serio que sufren nuestros alumnos e hijos: el acoso escolar. No es una broma. Y más vale prevenir que curar. Hasta la próxima.
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