Cavalcanti, Klester: 492 muertos. Confesiones de un asesino a sueldo. Península, Barcelona, 2018. 222 páginas. Comentario realizado por Luis Ignacio Martín Montón.
El periodista Klester Cavalcanti nos presenta el relato novelado de la vida real de un sicario brasileño, Júlio Santana, fruto de siete años de conversaciones entre ambos, en un primer momento solo a través del teléfono y posteriormente en persona, cuando Santana consideró estar preparado.
La historia comienza cuando el protagonista tiene apenas 17 años y se inicia en el truculento mundo de los asesinatos por encargo, y es precisamente eso a lo que asistimos: a la narración, no tanto de cómo es un asesino a sueldo, sino de cómo alguien se convierte en uno. No es ajena a este proceso la descripción que hace el autor del Brasil donde vive Júlio Santana durante tres décadas, un país donde resulta relativamente habitual resolver algunos problemas mediante la contratación de un pistolero para que lleve a cabo su trabajo acabando con el supuesto causante de dichos problemas, ya sean estos económicos, laborales, políticos, de infidelidades conyugales, por mera extorsión o de cualquier otro tipo. En este entorno no parece haber muchas salidas diferentes a la que toma el protagonista y más aún cuando resulta que tiene un don natural para ejercerlo. Al inicio reconocemos a un joven ingenuo y de buen corazón, con reticencias y vacilaciones -a veces ingenuas y contradictorias- acerca de la carrera que está