Lecanda Jiménez-Alfaro, Pedro: De Gravedad y Gracia. Ars Poetica, Oviedo, 2018. 118 páginas. Comentario realizado por Víctor Herrero de Miguel (Cap Escuela Superior de Estudios Franciscanos, Madrid).
En el prólogo a Los Conjurados (1985), su último poemario, escrito un año antes de morir, Borges anota: «Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso. No hay poeta, por mediocre que sea, que no haya escrito el mejor verso de la literatura, pero también los más desdichados. La belleza no es privilegio de unos cuantos hombres ilustres. Sería muy raro que este libro, que abarca unas cuantas composiciones, no atesorara una sola línea secreta, digna de acompañarte hasta el fin».
Pienso que, si lo que el sabio argentino dice es verdad, abrir un libro de poemas y sumergirse en su lectura es una de las aventuras más osadas de cuantas se puedan emprender, pues su fruto (una línea secreta que nos acompañe hasta el fin) tiene mucho de recompensa heroica. Así, sostenido por las palabras del viejo poeta, me adentro en la primera obra de un poeta joven, Pedro Lecanda Jiménez-Alfaro (Madrid, 1996), titulada De gravedad y gracia, y que la editorial Ars Poetica, en su colección Ars Nova, generosa y bellamente nos regala.
Los poemas vienen precedidos de una presentación en la que Ilia Galán ofrece su