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jueves, 14 de julio de 2016

Tim Harford: El economista camuflado. Por Jesús Sanjosé del Campo

Harford, Tim: El economista camuflado. La economía de las pequeñas cosas. Temas de hoy, Madrid, 2007. 344 páginas. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.

Ni qué decir tiene que la economía cumple hoy y siempre ha cumplido un papel determinante en la sociedad. Si bien el repertorio sobre las reflexiones de la actividad humana en el ámbito económico proviene de la antigüedad más remota, hasta el siglo XVIII estas reflexiones no alcanzaron el marco conceptual suficiente como para ser considerados como una ciencia, la hoy conocida como economía liberal.

De la misma manera que la ciencia física se convierte en tal cuando se empiezan a articular y matematizar conceptos tales como espacio, tiempo, gravedad, etc., la ciencia económica comienza a existir cuando se articulan y matematizan los propios conceptos. Surge así una economía que establece un concepto básico, el mercado, y comienza a describir en torno a él otra serie de conceptos que organiza en grandes apartados: instrumentos, mecanismos y tipos. En estos tres apartados se van 
articulando una serie de conceptos tales como moneda, banco, intermediario financiero, oferta, demanda, trabajo, capital, recursos naturales…

De la misma manera que la ciencia física para poder construirse se vale de simulaciones —en condiciones perfectas de presión y temperatura, a la orilla del mar— la ciencia económica establece también una simulación: el mercado perfecto —máxima concurrencia,máxima información, libertad de entrada y salida…— . Más adelante unas y otras ciencias avanzan, pues avanza tanto la realidad como la capacidad del hombre para mirar de forma distinta a la realidad, y aunque los científicos no sean capaces de incluir sus nuevas teorías en los sistemas científicos ya formulados, los paradigmas científicos siguen siendo un lugar de referencia necesario para entender estas teorías.