Hermano Roger: La Regla de Taizé. La Règle de Taizé. PS, Madrid, 2020. 95 páginas. Traducción de Francisco Javier Elizari y José Miguel de Haro. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Yo creo que no hace falta presentar a los lectores de Libris Liberi qué es Taizé. Es algo más que un pueblo de Francia. Es una comunidad ecuménica cuyo carisma es acoger a toda la gente que se acerca allí para encontrarse con otras personas y con Dios. Taizé es sinónimo de juventud que busca. Es sinónimo de encuentro, de parada, de escala en el camino. También es sinónimo de profundidad, de cercanía, de aceptación. Taizé es música, canto, celebración. ¿Quién no conoce alguna canción de Taizé, de esas que se repiten a modo de canon y que se cantan normalmente en latín? Sí, me vienen a la cabeza muchos cantos típicos de Taizé: Adoramus te, Domine; Misericordias Domini; Christus resurrexit, etc. Y también en nuestras lenguas vernáculas: De noche iremos, de noche; Nada te turbe; La ténèbre n'est point ténèbre; Bleibet hier; Bless the Lord my soul; etc.
La comunidad de Taizé fundamenta y estructura todo lo que pasa allí: celebraciones, momentos de oración, de enseñanzas, de cursos sobre muy diversos temas: Biblia, Iglesia, sociedad actual, jóvenes... La comunidad recibió un carisma específico en plena Segunda Guerra Mundial (cuando inició el Hermano Roger esta comunidad): acoger heridos de guerra sin importar nacionalidad, creencias religiosas, bando, etc. Poco a poco, la comunidad fue creciendo, llegando a lo que