Peacocke, Arthur: Los caminos de la ciencia hacia Dios. El final de toda nuestra exploración. Sal Terrae, Santander, 2008. 256 páginas. Comentario realizado por José M. Lozano-Gotor.
El 21 de octubre de 2006, a la edad de ochenta y dos años, muere en Oxford el bioquímico, teólogo y sacerdote anglicano Arthur Peacocke. Uno de los pioneros del diálogo entre ciencia y teología desde la década de mil novecientos setenta, deja multitud de artículos y una docena de libros, entre los que destaca la voluminosa Theology for a Scientific Age (1990; ed. ampl. 1993), todo un clásico de la disciplina. Al lector en castellano llega ahora, como merecido homenaje al autor, el que stricto sensu es el último de sus libros, más breve, pero igual de enjundioso, una suerte de testamento que esboza las líneas maestras de su pensamiento. Una oportuna «introducción a la edición española» de Javier Montserrat, uno de los impulsores de la Cátedra de Teología y Ciencia de la Universidad Pontificia de Comillas, nos ayuda a penetrar en el universo intelectual del teólogo anglicano.
La primera parte del libro se centra en precisar en qué consiste el desafío que la ciencia contemporánea plantea a la teología cristiana y cómo debería reaccionar ésta para ser capaz de comunicar su verdad de manera convincente. El problema de la teología es que tiende a descansar en una u otra instancia autoritativa y gusta de recurrir a estrategias fundacionalistas. Abusa de la argumentación a priori e ignora los datos de la ciencia. Si desea satisfacer los criterios de la vida intelectual