Campbell-Johnston, Michael: Tiempo de cambiar. Ejercicios ignacianos en la vida diaria. Sal Terrae - Mensajero, Santander - Bilbao, 2011 (edición original de 2010). Colección "Principio y Fundamento" 5. 142 páginas. Traducción de Amaya Valcárcel Silvela. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Vacaciones. Tiempo de ocio. Tiempo para hacer aquellas cosas que nos gustan pero que dejamos de lado durante el curso. Mucha gente las entiende mal. Creen que las vacaciones es el tiempo para no hacer nada. No es así (o yo, por lo menos, no las entiendo así). Por eso, hoy que estrenamos mes, me atrevo a comentaros un libro perfecto para esta época del año, un libro que nos ayudará a entrar en nosotros mismos, allí donde somos habitados por la presencia del Absoluto.
Las páginas de este libro, nos dice el propio autor al comienzo de su obra, fueron originalmente redactadas para ser grabadas con un MP3 o un dispositivo móvil. Por eso se dirigen, especialmente al principio, a la persona que se supone las está escuchando. Pero si se imprimen en un libro o se cuelgan en la red, debe recordarse que constituyen un documento que no está pensado para ser leído, sino para "hacerse". Consisten en unas directrices o sugerencias para un retiro que solamente puede evaluarse una vez se haya terminado. Esto conlleva unas condiciones específicas, que están detalladas más adelante.
Lo mismo se aplica al librito en el que este se basa: los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Yo creo que todo el mundo conoce la anécdota de cómo, tras leerlos, el autor inglés Aldous Huxley los describió como monótonos, aburridos y faltos de inspiración. La razón es la misma: el objetivo de los Ejercicios no es leerlos, sino hacerlos en silencio ante Dios, normalmente con la ayuda de un director o guía. Este es el motivo por el que san Ignacio, durante su vida, se resistió a publicarlos. Solamente se publicó una edición, en concreto una traducción al latín del original en español realizada por un colega suyo francés. Se imprimieron únicamente 500 copias que san Ignacio se resistía a distribuir.
Por tanto, el valor del documento -continúa diciéndonos Michael Campbell-Johnston (jesuita inglés que fue Provincial de la Compañía en Inglaterra y presidente en Roma del Secretariado de Justicia Social de los jesuitas, así como párroco durante muchos años en una parroquia de El Salvador)- depende de que hagas el retiro que este libro ofrece. Y, tal y como señala san Ignacio, el retiro ha de hacerse con "gran ánimo y liberalidad con su Creador y Señor" (Anotación 5), es decir, que se requiere una cierta disposición.
Esto no significa que los Ejercicios Espirituales sean exclusivamente para católicos o para cristianos practicantes. San Ignacio los describe como un modo para "vencer a sí mismo y ordenar su vida sin determinarse por afección alguna que desordenada que sea". Tal objetivo puede ser llevado a cabo por cualquier persona de cualquier religión o que no profese ninguna religión específica. Jerónimo Nadal, compañero de confianza de san Ignacio y elegido vicario general durante una enfermedad de este, al preguntarle a quién estaban dirigidos los Ejercicios Espirituales, contestó: "A católicos, a protestantes y a paganos".
El autor, Michael Campbell-Johnston, con el entonces General de la Compañía, Pedro Arrupe |
El libro, como no puede ser de otra forma, sigue el esquema de los Ejercicios. Por tanto, se divide en treinta días, agrupados en cuatro semanas. Así, comenzando con el "Principio y Fundamento", va recorriendo en tan solo tres páginas por día (nadie podrá decir que no tiene tiempo para leer y meditar tan pocas páginas) todos los puntos de reflexión que propone san Ignacio, hasta terminar con "La oración en la vida cotidiana" ("Contemplacion para alcanzar amor").
Como veis, este libro es una joya que se adapta perfectamente a las exigencias del hombre de hoy. No hay excusas. Por otra parte, a diferencia de la mayoría de los recorridos que emprendemos en la vida, este no lo hacemos básicamente nosotros mismos, sino que es algo que Dios hace en nuestro interior. A nosotros nos toca hacerlo posible, dar los pasos necesarios para permitir a Dios hablar, y a nosotros escucharle. Si nos embarcamos en esta aventura, descubriremos lo que Dios nos dice personalmente a cada uno de nosotros en este momento concreto de nuestra vida. ¿Eres capaz de resistirte?
No quisiera terminar este comentario sin acordarme de todas aquellas personas que, de una forma u otra, me han introducido en los Ejercicios. De manera especial a Juan Manuel Martín-Moreno (varias veces citado en este blog y comentarista de algunos libros) y a Xavier Quintana. Sin ellos, probablemente mi vida habría sido bien distinta a la que es. De corazón, gracias.
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