Boyne, John: La casa del propósito especial. Salamandra, Barcelona, 2009. 409 páginas. Traducción de Patricia Antón de Vez. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.
Cada libro tiene su momento. Y el momento para que yo me leyera este libro ha sido este verano, a raíz de un viaje por esas Rusias de Dios. Por supuesto, me ha encantado. Bien documentado (hasta donde se puede estar), John Boyne (conocido por todo el mundo como el autor de El niño con el pijama de rayas) nos narra una improbable historia de amor en un contexto de decadencia de los zares en la Rusia de principios del siglo XX y el estallido de la revolución bolchevique.
El relato comienza en Londres, en 1981. Georgi Danilovich Yáchmenev acompaña a su esposa Zoya, que agoniza en un hospital, víctima de un cáncer. Los recuerdos de toda una vida juntos (más de sesenta y cinco años) se agolpan. Así, Georgi va rememorando capítulos fundamentales de su vida, de esos que no se olvidan por muchos años que pasen. Su vida en su mísero pueblo natal, que abandonó tras una serie de acontecimientos fortuitos, para unirse a la guardia personal de Alexis Romanov, el único hijo varón del último zar de Rusia, Nicolás II, aquejado de hemofilia (si os interesa el tema y las figuras de los Romanov, os recomiendo otro libro, Nicolás y Alejandra, escrito por Robert K. Massie). Así, en un ir y venir en el tiempo (los recuerdos son libres y no siempre siguen un orden lógico), Georgi sigue recordando su vida en palacio: el lujo en el Palacio de Invierno en San Petersburgo, las intimidades de la familia imperial, el influjo de Rasputín sobre Alejandra (con sus nefastas consecuencias)... Igualmente, el estallido de la revolución bolchevique, que supuso la reclusión y posterior ejecución de los Romanov. A la vez, Georgi va trayendo a la memoria los momentos de su exilio en París y Londres, su trabajo en la biblioteca, su familia...
En fin, en el fondo es, por encima de todo, una gran historia de amor imposible entre dos personas que estaban destinadas a no conocerse nunca, a no vivir juntas nunca, a no tener nada en común nunca. Pero el destino, en ocasiones, juega con nosotros, haciendo que lo imposible se haga realidad.
No puedo contar más de la novela, pues perdería su encanto. Sí quiero destacar lo bien documentada que está y lo maravillosamente pautado que es su ritmo. John Boyne no decepciona. Si a esto unimos el encanto de poder visualizar palacios, monumentos, calles, etc. de San Petersburgo, esta novela casi alcanza la perfección. Que la disfrutes. Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario