Chandra, Avinash: El científico y el santo. Los límites de la ciencia y el testimonio de los sabios. José J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 2016. 777 páginas. Traducción de A. Enterría. Comentario realizado por José Manuel Caamaño López.
Pocos analistas de la cultura ponen en duda que la mentalidad científico-técnica se ha vuelto dominante en los últimos siglos y, de forma especial, en el contexto cultural occidental, algo que, consecuentemente, incide en la visión del mundo que tenemos. De ahí que el objetivo de esta obra sea “mostrar que el mundo es mucho más que lo que se puede descubrir de él científicamente, que el universo es mucho más que su parte visible y mensurable, que el hombre es mucho más que un ‘mono desnudo’, que la consciencia es mucho más que la actividad del cerebro. Y que este ‘mucho más’ no es un algo desconocido más allá para siempre del alcance del ser humano, sino que puede ser ‘conocido’, y que siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, ha habido unos cuantos hombres que lo han sabido”.
Pocos analistas de la cultura ponen en duda que la mentalidad científico-técnica se ha vuelto dominante en los últimos siglos y, de forma especial, en el contexto cultural occidental, algo que, consecuentemente, incide en la visión del mundo que tenemos. De ahí que el objetivo de esta obra sea “mostrar que el mundo es mucho más que lo que se puede descubrir de él científicamente, que el universo es mucho más que su parte visible y mensurable, que el hombre es mucho más que un ‘mono desnudo’, que la consciencia es mucho más que la actividad del cerebro. Y que este ‘mucho más’ no es un algo desconocido más allá para siempre del alcance del ser humano, sino que puede ser ‘conocido’, y que siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, ha habido unos cuantos hombres que lo han sabido”.
Con esta idea de fondo, Avinash Chandra —buen conocedor de las tradiciones orientales, y en especial de la India, pero también de Occidente— hace un análisis erudito por algunas de las más relevantes aportaciones científicas de la modernidad, pero lo hace combatiendo un cientifismo que siempre corre el riesgo de reducir al ser humano y al mundo a su dimensión exclusivamente material. De ahí la reivindicación que el autor hace de las tradiciones religiosas y espirituales representadas en las aportaciones de todos aquellos santos y sabios (sobre todo desde la India) que nos ayudan a que la vida no pierda ese carácter de misterio que nos asombra y ante el cual la ciencia no tiene la última palabra.
Se trata de una obra extensa (y en gran medida escrita mediante la sucesión de citas y transcripciones de párrafos extraídos de una prolija bibliografía) formada por cinco grandes partes a lo largo de las cuales se dan cita temas como la concepción de la ciencia y de la religión, la creación y la evolución, la subjetividad, la conciencia, la muerte o el problema del mal. Evidentemente cada parte, con sus correspondientes capítulos, merecería un análisis en profundidad, dado que además contiene afirmaciones que seguro generarán debate e incluso polémica, tanto en el manejo de los datos científicos como también en las valoraciones que hace el autor de algunas teorías hoy bien consolidadas. Así ocurre, por ejemplo, en su análisis de la teoría de la evolución de las especies, cuya solidez el autor llega a poner en duda ante los problemas que dicha teoría no consigue resolver.
En cualquier caso, es una obra que constituye una invitación a seguir profundizando en las distintas implicaciones de la relación entre ciencia y religión y que, sobre todo, nos llama a una visión del ser humano y del mundo no reducida a su vertiente exclusivamente material y empírica, y para la cual las tradiciones sapienciales y religiosas de la humanidad tienen una palabra significativa que aportar.
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