lunes, 17 de diciembre de 2018

Paul Valadier: En el espesor de las cosas. Por Eduard López

Valadier, Paul: En el espesor de las cosas. Compromiso o intransigencia. PPC, Madrid, 2013. 173 páginas. Traducción de Diego Tolsada Peris. Comentario realizado por Eduard López.

Dos términos son los hilos conductores del discurso del autor: compromiso e intransigencia. El primero piensa las relaciones sociales, culturales y religiosas desde su complejidad sin el ánimo de buscar la Verdad única. Al contrario, el compromiso es la decisión de la conciencia en su incesante y arriesgada búsqueda de contrastes y de las grandes cuestiones del ser humano. Sin duda alguna, P. Valadier hace resonar la afirmación del Concilio Vaticano II: «La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre» (Gaudium et spes, 16). La segunda noción, la intransigencia, vive de la técnica y de los procedimientos en un universo llamado por el autor «posmetafísico», donde prima lo individual y donde la moral es considerada simplemente entre la elección del bien o del mal. 

El lector es conducido por un acorde, una pregunta y un apunte final. En primer lugar, el acorde está formado por tres capítulos: unas aclaraciones sobre el compromiso y la intransigencia, una perspectiva política del compromiso y la relación entre moral y compromiso. En segundo lugar, el cuarto capítulo se abre con una pregunta acerca del compromiso en la cultura y en las religiones. Finalmente, la complejidad del tema se abre en un horizonte de trabajo: el discernimiento espiritual. El discernimiento espiritual abre a la madurez del obrar moral, es decir, «a no tener evidencias del bien y certezas del mal». Es una dinámica que pone al sujeto: a) en una visión compleja de la realidad donde no se deje llevar por primeras impresiones ni simples razonamientos; b) en una acción progresiva, aquélla que busca acuerdos, que rectifica, que asume límites y que se despoja de seguridades. En definitiva, el discernimiento es la fuente del obrar moral. Ésta es la gran clave del libro ya desde su inicio y hasta su final. 

El «espesor de las cosas» desvela la complejidad del tema pero también nos conduce a «un espesor» en el estilo de P. Valadier. Es necesaria una atenta y lenta lectura, dos disposiciones para profundizar en la agudeza y lucidez de este filósofo jesuita francés.

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