lunes, 21 de diciembre de 2020

Anónimo: Libro de Apolonio. Por Javier Sánchez Villegas

Anónimo (1250): Libro de Apolonio. Madrid, Cátedra, 1992 (7ª edic. 2018). 305 páginas. Edición de Dolores Corbella. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

El Libro de Apolonio se conserva en la biblioteca de El Escorial. y fue escrito, casi con toda probabilidad, en el año 1250. Como es propio en la Edad Media, este libro se basa en otros textos que actúan como fuentes primarias. Así, Dolores Corbella (editora de esta edición del Libro de Apolonio de Cátedra) señala que la fuente primera puede ser un texto del siglo III que, a su vez, tuvo cinco ramificaciones: La Historia Apollonii Regis Tyri, la Gesta Apollonii Regis Tyri metrica, el Phanteon de Godofredo de Viterbo, la Gesta Romanorum y los Carmina Burana. Por otra parte, hay episodios del Libro de Apolonio que parecen sacados de otras obras clásicas importantes, como por ejemplo, la Odisea, las Efesíacas o la Eneida, entre otros. 

Sea como fuere, lo importante es que nos encontramos ante un texto que trata sobre la vida de Apolonio, rey de Tiro, el cual es descrito como un monarca medieval, como un héroe mítico, como un perfecto caballero. Aparece así, ante todos, como un verdadero modelo a imitar (algo muy típico en la Edad Media, y que ya vimos en el Libro de Alexandre -pinchar aquí-) e igualar con grandes y brillantes hechos. Apolonio "posee nobleza y magnanimidad, no es un hombre de armas, sino un hombre de letras" (pp. 40-41). Lo destacable de él no son sus hazañas en el campo de batalla (que también), sino su sapientia, su sabiduría.

Efectivamente, el Libro de Apolonio posee una visión tremendamente platónica del mundo en algunos aspectos. La idealización del protagonista, el papel del conocimiento en el arte de conducir al reino hacia la prosperidad... la sabiduría (al más puro estilo platónico) juegan un papel fundamental. 

Sin embargo, no todo es platónico. También es reseñable la importancia que tiene el amor o, más exactamente, las relaciones sexuales en esta obra. Hay un incesto entre Antíoco y su hija, que será central. El propio reencuentro de Apolonio con su hija Tarsiana también tendrá tintes incestuosos... Hay escenas por doquier que tienen una fuerte carga erótica. La propia Tarsiana, hija de Apolonio, será comprada para obligarla a ejercer la prostitución... En fin, para que luego algunos digan que estos temas no existían en nuestra realidad histórica y que son fruto de nuestra sociedad corrupta y degenerada que no tiene valores morales... Otro punto fundamental son los continuos viajes, con el mar como testigo en la mayoría de ellos (con clara influencia de la Odisea de Homero y de la Eneida de Virgilio).

Como se puede deducir después de todo lo dicho anteriormente, el Libro de Apolonio, a pesar de todo, constituye un relato de amor y de aventuras, y tiene un propósito aleccionador: al final, el héroe y su familia son recompensados por su virtud y confianza en Dios. 

El Libro de Apolonio, como no puede ser de otra forma, fue escrito por un autor del llamado Mester de clerecía, el cual utiliza como forma de escritura la cuaderna vía. Como ya sabemos, esta consiste en cuatro versos alejandrinos (de catorce sílabas) con rima consonante, que están divididos en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno mediante una cesura.

¿Qué nos puede aportar esta obra? Pensamos que mucho. Por un lado, el Libro de Apolonio nos muestra lo que es el devenir de la vida, el cual está recogido en la gran metáfora del mar. El mar es la dinámica intrínseca de la vida, entendida como trayecto hacia un más allá. Pero también es el lugar de la muerte, del renacimiento, de la gran incógnita. El mar tiene su dinámica, su ritmo, sus tiempos... y el ser humano no tiene más remedio que respetarlos y acoplar su existencia a ese mar del presente y del futuro, con sus interrogantes, dudas, miedos y certezas. Algunos invocarán a la diosa fortuna, que parece que juega un papel importante en el transcurso de la vida; sin embargo, poco a poco, en el poema, la fortuna se verá desplazada totalmente por Dios. Al final de la obra, cuando se habla de la muerte de Apolonio, se dice lo siguiente:
Muerto es Apolonyo,    nos a morir auemos,
por cuantol nos amamos,    la fin non oluidemos;
qual aquí fiziéremos,    allá tal recibremos,
allá hiremos todos,    nunqua aquá saldremos. (651)
Como podemos apreciar, nos encontramos con la cristiana teoría escatológica del cielo y del infierno: en función de lo que hagamos en esta vida, iremos a un lugar o a otro. En una obra del siglo XIII, no podía ser de otra forma.

Por otro lado, muchos puntos en común hallamos con el Libro de Alexandre. En el fondo se trata de presentar un arquetipo, un modelo de vida, en este caso nuevamente un rey. Cómo debe formarse, comportarse, gobernar su reino, etc. son los hitos que configuran esta obra, todo ello aderezado por las idas y venidas de los personajes y por los distintos avatares que concurren al hilo de sus aventuras. En fin, la vida misma. ¿Tendremos que pedir a nuestros políticos (y ya no digamos reyes) que lean a los clásicos medievales para completar su formación? ¿Entiendes ahora por qué un clásico es un clásico? Realmente no pierden ni actualidad ni validez. Hasta la próxima.


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