Benedicto XVI (Joseph Ratzinger): Sobre todo, el amor. Confiarse a Dios, confiar en la vida. Sal Terrae, Santander, 2008. 166 páginas. Comentario realizado por Mª Ángeles Gómez-Limón.
«Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (p. 13). Estas palabras de la Introducción de la encíclica Deus caritas est nos sirven muy adecuadamente para iniciar la presentación de la obra editada por H. Zaborowski y A. Letzkus, en la que se nos ofrece una selección de textos de nuestro actual pontífice sobre el tema central del cristianismo: el amor. Según ellos mismos explican en el Prólogo, «con lo esencial de la fe aparece también en primer plano lo esencial de nuestra propia vida. Así lo muestran los textos del presente libro, que constituyen diferentes accesos al núcleo más íntimo del cristianismo» (p. 11).
Unas veces con más acierto que otras, los editores han intentando adecuar fragmentos diversos de encíclicas (Deus caritas est, Spe Salvi), homilías y discursos del papa Ratzinger en torno a algunos de los grandes temas que señala el himno a la caridad de Pablo. De esta manera, la presente obra se organiza en siete epígrafes de composición variada. El primer apartado, «Sobre todo, el amor», incluye monográficamente la introducción y la primera parte de la encíclica Deus caritas est. Siguen capítulos como «El amor es comprensivo», «El amor es bondadoso», «El amor todo lo excusa», «El amor todo lo espera» y «El amor todo lo soporta», articulados, cada uno de ellos, a partir de un conjunto de textos de diferentes procedencias. Finalmente, se concluye con el enunciado «El amor no pasa nunca», que recoge un único fragmento de un discurso pronunciado en Auschwitz.
Encontrándonos ante una compilación, cuya unidad, criterios de selección y estructuración interna no siempre son evidentes ni convincentes, el principal valor de la presente obra se sitúa, a nuestro juicio, en dos aspectos. De una parte, porque una serie de pinceladas para una reflexión cualificada sobre un tema (si es que así puede llamársele) central en la existencia humana y cristiana; de otra, facilita el contacto con textos de indudable riqueza eclesial y espiritual a los que habitualmente no se tiene fácil acceso, como es el caso de los fragmentos de discursos y homilías pronunciados al hilo de ocasiones puntuales.
Sea, pues, bienvenida esta nueva exhortación a confesar, practicar y profesar esa «fórmula sintética de la fe cristiana» (p. 9) que se contiene en una de las palabras nucleares del texto: «Hemos creído en el amor», máxime cuando el «comentarista» del mandamiento principal es nada menos que Benedicto XVI, teólogo y papa.
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