Bingemer, Maria Clara: ¿Un rostro para Dios? San Pablo, Madrid, 2008. 232 páginas. Comentario realizado por Toño Miranda.
Maria Clara es teóloga, casada con Ekke Bingemer y madre de tres hijos. Doctora en Teología por la Gregoriana de Roma, profesora en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y Decana del Centro de Teología y Ciencias Humanas de la misma universidad, fue Vice-Presidenta Mundial de las CVX.
Así, las reflexiones que contiene este libro tienen como propósito determinar algunos de los rasgos que componen el rostro, el perfil del Dios de la fe cristiana. Para no descuidar la integración entre teología, espiritualidad y literatura, se empieza cada capítulo con un salmo poético de Benjamín González Buelta, SJ, que sirve como pórtico de entrada y leit motiv. En sus páginas trata de reflexionar sobre la cuestión de Dios en nuestro contexto de modernidad y pos-modernidad. De tal manera, nuestra época no es distinta de las anteriores: sin embargo, sí que cuenta con algunas peculiaridades en cuanto a la dirección y el modo en que lleva a cabo esa búsqueda que ansía ver y aferrar el rostro y el misterio de Dios en la historia humana.
Vivimos en un mundo en el que conviven, de manera más o menos conflictiva según los diversos ambientes, el secularismo y el ateísmo, las religiones con tradiciones más antiguas e institucionalizadas y los nuevos movimientos religiosos, que a diario inventan nuevas síntesis para expresar a Dios. Ha dejado de ser como el mundo en que vivieron nuestros antepasados: el mundo de nuestros abuelos y de esas generaciones que nacieron y se criaron rodeadas de símbolos, signos y afirmaciones de la fe cristiana.
Más aún, el mundo en el que vivimos es plural en todos sus aspectos y dimensiones. La pluralidad que resulta de la globalización no sólo afecta al terreno económico y social, sino que se deja sentir también en el ámbito de la política, de la cultura y de la religión. Esta pluralidad religiosa implica la existencia de discursos y tentativas de reflexiones distintas sobre lo sagrado, la sacralidad, lo divino o Dios, dependiendo de los contextos en que se vive y sus características.
Dos temas envuelven de manera especial y marcan toda la redacción de este libro. El primero es el tratado de la Trinidad, la historia de ese Dios que baja de su eternidad y asume por la historia humana, caminando con su pueblo, haciendo historia con él, sufriendo con él los exilios, persecuciones y desprecios, tomando sobre Sí mismo todas las consecuencias de su Alianza. Y, finalmente, haciéndose carne vulnerable y mortal en Jesús de Nazaret y permaneciendo entre nosotros en cuanto Espíritu. Junto al tratado de la Trinidad, en no pocos momentos del libro la autora también echa mano de la Cristología y de la Antropología para completar más aún su visión teológica de la realidad.
El segundo es la experiencia profunda de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Una experiencia llena de fuego y de luz, que nos introduce en un nuevo modo de orar, el cual nos abre nuevos y amplios horizontes.
Nos encontramos ante un libro interesante por su temática y por su aguda síntesis acerca de la sociedad actual, siempre de la mano de la reflexión teológica. Recomendable para todos aquellos que quieran una honda y profunda visión cristiana de la realidad.
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