Fabris, Rinaldo, Los amó hasta el extremo. Lectio divina sobre el Evangelio de Juan. Paulinas, Madrid, 2008. 143 páginas. Comentario realizado por María Arinero.
Oración y encuentro sintetizan el contenido de este libro. La lectio propuesta con el evangelio de Juan pretende llevar al lector al encuentro con el Jesús que es Palabra, que habla a sus discípulos y al corazón del hombre y que, finalmente, empuja a la confesión de fe de sus seguidores tras la resurrección.
Las propias palabras de su autor, Rinaldo Fabris, biblista y docente de exégesis bíblica del Nuevo Testamento, muestran este objetivo. La experiencia de encuentro se basa en la propuesta de siete textos del evangelio de Juan, en los que se entrevé, de modo paradigmático, la distancia que media entre la búsqueda inicial y la plena comunión de fe: desde «Al principio ya existía la Palabra», donde se anuncia la donación de la Palabra que viene de Dios e inunda la vida de los hombres, hasta la triple confesión de los que se han encontrado con esta Palabra en la persona de Jesús: el «¡Rabbouní!» de María Magdalena; el «Hemos visto al Señor» de los discípulos encerrados y temerosos; y el «¡Señor mío y Dios mío!» de Tomás.
En medio de estos dos extremos evangélicos, R. Fabris traza una propuesta que recoge el encuentro de Jesús con la samaritana –donde continúa el diálogo iniciado en el himno del prólogo–, los textos que recogen las tres afirmaciones de Jesús, «yo soy el pan de vida», «yo soy la luz del mundo», «yo soy la resurrección y la vida» –que siguen anunciando la Palabra que se manifiesta a todo hombre en su realidad– y el propio texto que da título al libro, «los amó hasta el extremo» –donde el amor desmedido acoge a los discípulos invitados a la mesa e invita a toda la humanidad al banquete del Reino.
El libro tiene siete capítulos, además de una introducción –invitatoria– y una conclusión –esperanzada–. Cada uno de ellos recoge uno de los textos señalados y sigue un esquema similar en esta propuesta de meditación y oración. El modelo clásico de lectio divina (lectio, meditatio, oratio, contemplatio) articula, en este caso, las siguientes propuestas orantes:
– Introducción, presentación del texto, donde esencialmente se presenta su contenido.
– El texto bíblico.
– Lectura del texto (el primer paso del método, la lectio). R. Fabris agrupa en secciones más pequeñas los versículos de cada perícopa. Apunta los elementos más relevantes, y acompaña el texto con citas que lo sitúan en un continuo con otros textos del Nuevo y el Antiguo Testamento.
– El lenguaje de los símbolos pretende desentrañar el valor espiritual de cada gesto de la escena, unir la realidad material y más literal con aquella trascendente a que está llamando la meditación: i.e., en el prólogo: la «Palabra» (mediadora en la Creación), la «vida» (la salvación, como don de Dios, por medio de Jesucristo), la «luz» y las «tinieblas» (la revelación de Dios en la historia desde la creación hasta la alianza, y la muerte), la «tienda» y la «gloria» (presencia y comunicación de Dios); en la curación del ciego de nacimiento: la «ceguera» y la «curación»; en el encuentro de Jesús con la samaritana: el «agua del pozo», el «agua viva» y los «cinco maridos», etc.
En cada propuesta de lectio, el autor incide en aquellos símbolos clave para el mensaje esencial que transmite Jesús, y vincula éste con otros textos paralelos y/o aclaratorios.
– Los pasos siguientes son específicos para cada texto y pretenden guiar la meditatio, oratio y contemplatio, siguiendo siempre el camino de fe en el encuentro con Jesús.
– Finalmente, el esquema termina con un apartado común, sugerencias para la reflexión personal (que no es más que una llamada a la actio), en las que el autor introduce preguntas que pretenden aterrizar el texto en la vida y contexto del lector, con el fin de implicarle en este encuentro.
Los textos recogen la Palabra de Dios y la acción de Jesús: Palabra, diálogo, discursos y símbolos; los protagonistas son Jesús y todo el que se le acerca; las acciones y actitudes fundamentales, «ver» y «creer» (íntimamente relacionadas en el evangelio de Juan), que se combinan con la de «escuchar». Por ello, texto, personajes y acciones colaboran en este itinerario/método de oración, en el traspaso del testigo al lector, que tiene que introducirse inevitablemente en la escena con un «ahora te toca a ti»: tras ver y escuchar, ¿qué confesión de fe haces tú?
R. Fabris invita al lector a acercarse al cuarto evangelio en su integridad para encontrar la Palabra que da la vida. La propuesta es la consecuencia de un proceso de lectio personal del autor. Es seguro que el lector hará otra distinta. Por eso, los comentarios de este libro son sólo guía para este encuentro, que no deja de ser personal; y la lectio, creativa. Esperanzadamente, cada uno pondrá el acento en aquellos aspectos de la Palabra que más le hablan, que más le llevan a ver, y aquellos otros que escucha con tanta nitidez que es imposible eludirlos en la confesión más comprometida del creyente.
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