miércoles, 19 de febrero de 2025

Elizabeth A. Johnson: La búsqueda del Dios vivo. Por Alejandro Labajos

Johnson, Elizabeth A.: La búsqueda del Dios vivo. Trazar las fronteras de la teología de Dios. Sal Terrae, Santander, 2008. 294 páginas. Comentario realizado por Alejandro Labajos.

La cuestión del lenguaje sobre Dios –en concreto, la temática de las imágenes que utilizamos para expresar su Misterio– reaparece periódicamente como parte de los diversos intentos de formulación del tratado De Deo uno et trino. En esta obra, la teóloga norteamericana Elizabeth Johnson, profesora de teología en la Universidad de Fordham, la aborda de nuevo desde la óptica de las diversas corrientes teológicas surgidas a partir de mediados del siglo XX. Según la autora, asistimos en estas últimas décadas a un florecimiento de la teología de Dios como consecuencia de la confrontación de las nuevas sensibilidades sociales con la Escritura y la Tradición, fuentes siempre vivas de la teología. Nuevas imágenes de Dios florecidas en lugares y ambientes diversos vienen a enriquecer las perspectivas clásicas sobre el insondable Misterio divino. 

El libro consta de dos partes bien diferenciadas. En los dos primeros capítulos, E. Johnson, desde un trasfondo explícitamente rahneriano, sintetiza los elementos fundamentales del Tratado de Dios: la comprensión humana del inagotable Misterio divino, revelado en la historia como «siempre mayor y más cercano». 

Desde estos fundamentos teológicos, la autora discurre en sucesivos capítulos acerca de las imágenes del Dios vivo que aparecen en contextos actuales, como la difusión del ateísmo, los crímenes humanitarios del siglo XX, la lucha por la justicia en favor de los pobres, las minorías raciales y étnicas, la creciente conciencia ecológica global, el diálogo interreligioso, etc. 

A la luz de dichos contextos se reformulan las imágenes bíblicas del Dios compasivo, el Dios liberador, el Dios expresado en femenino o el Dios generoso de las religiones. Destacan especialmente, por su originalidad –y tal vez por su novedad– las imágenes de Dios surgidas en los contextos africanos y de la emigración latina en los Estados Unidos, que mantienen viva la fe en el Dios cristiano con una personalidad particular. La obra concluye con unas reflexiones sobre el carácter irrenunciable de la teología trinitaria a la luz de las nuevas sensibilidades propias de la globalización. La descentralización de la teología del ámbito europeo y su desplazamiento a centros de vida y de pensamiento geográfica y existencialmente diversos, apuntan nuevas comprensiones del misterio de Dios. 

Con un lenguaje claro y ameno, cuajado de ejemplos y sugerentes explicaciones, no exento de argumentos teológicos de gran calado, la autora nos propone una obra de teología orientada a un público amplio interesado por uno de los temas –si no «el tema»– claves de la teología. Para ello recurre a los consagrados teólogos de la historia del cristianismo –los Padres de la Iglesia o los grandes maestros del siglo XIII, así como a aquellos hombres y mujeres que en los diversos contextos de nuestro mundo globalizado siguen queriendo dar razón de la fe y proponiendo nuevas imágenes de Dios para los creyentes de este siglo. 

Sin duda, estas páginas contribuyen positivamente al intento de acercar la teología a aquellos buscadores que se preguntan con seriedad por el rostro del Dios en el que creen. 


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