O’Malley, John W.: Historia de los papas. De Pedro hasta hoy. Sal Terrae, Santander, 2011. 376 páginas. Comentario realizado por Jairo Álvarez.
El Jesuita John W. O’Malley, doctor en Historia por la Universidad de Harvard, es profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Georgetown. Su campo de especialización radica en la Europa de los siglos XVI y XVII. Entre sus obras, destacan: Trent and All That; Four Cultures of the West; What happened at Vatican II; The Jesuits: Cultures, Sciences, and the Arts 1540-1773; y, sobre todo, The First Jesuits, traducida a diez idiomas y que le hizo acreedor a distintos premios. Es miembro de diversas Sociedades y Academias americanas, como la American Academy of Arts and Sciences y la American Philosophical Society. Fue presidente de la American Catholic Historical Association y de la Renaissance Society of America.
Como muestra el profesor John W. O’Malley en su prólogo, el presente libro tiene su origen en treinta y seis grabaciones de audio que realizó para ser publicadas durante el año 2006 por «Now You Know Media». Su intención al reelaborarlas para ser publicadas en este volumen es «ofrecer una historia del papado que aclarara la línea histórica básica de modo accesible para el lector medio», evitando «la impresión de que el papado no hacía sino ir dando tumbos de una crisis a otra». Y añade: «tengo la esperanza de que esta narración más escueta proporcione un camino reconocible a través de un terreno complejo, de manera que los lectores no pierdan la orientación». Evidentemente, tal como el mismo autor pone de manifiesto y nosotros corroboramos, la obra tiene un carácter eminentemente divulgativo, como lo demuestran la escasez de notas a pie de página, la ausencia de un apartado de fuentes y bibliografía, la inclusión de aquellas fechas que son clave y que nunca se deben obviar en cualquier historia de la Iglesia o de los papas, y no añadir datos nuevos a la historia de la investigación. Su lenguaje sencillo y ágil ofrece al lector una lectura amena y sosegada, a la vez que instructiva. De este modo, el autor se suma a la tendencia actual de hacer una historia del papado dirigida al gran público, presentando a los pontífices desde la doble perspectiva de la santidad y la pecaminosidad, como demuestran los trabajos de E. DUFFY, Santos y pecadores: una historia de los Papas (Acento, Madrid, 1998); J.E. SCHENK, Compendio de la historia de los papas: 2000 años de historia de la Iglesia (Edicep, Valencia 2000); L.T. MELGAR GIL, Historia de los papas: santos y señores (Libsa, Madrid 2004); J.Mª LABOA, Historia de los Papas: entre el Reino de Dios y las pasiones terrenales (La Esfera de los Libros, Madrid 2005); M. CENTINI, Desde Pedro hasta el Papa Ratzinger (De Vecchi, Barcelona 2005); y R. COLLINS, Los guardianes de las llaves del cielo: una historia del papado (Ariel, Barcelona 2009), por citar algunos.
Hay que reseñar que el profesor John W. O’Malley declara en su introducción que escribe más como historiador que como teólogo; de ahí que no pretenda fundamentar teológicamente al Papa como sucesor de Pedro, aunque en ocasiones sea inevitable, sino que su objetivo final es más modesto: trazar una historia del papado explicando cómo la institución en activo más antigua del mundo occidental ha llegado a ser lo que es hoy. Para ello, no halaga innecesariamente al papado ni se ensaña con las mediocridades de quienes ostentaron tal ministerio, sino que intenta ser lo más objetivo posible.
Debemos hacer una precisión: la sede pontificia es más importante que los sedentes, si bien sin estos no existe aquella. Por esta razón, el autor se afana en describir a los pontífices como personas investidas de autoridad por Dios, pero, al fin y al cabo, seres humanos, con sus virtudes y sus defectos, a fin de que el lector caiga en la cuenta de que lo que pervive es el Papado, no los Papas.
Su exposición está dividida en seis bloques equilibrados, cuyos títulos anuncian el devenir de la institución y de su representante: «De los márgenes al centro del mundo romano»; «Del caos al orden»; «Desarrollo, declive, caos»; «Renacimiento y Reforma»; «La Era Moderna»; y «El Papado como institución global». Cada uno de ellos se divide, a su vez, en cinco capítulos, a excepción del bloque cuatro, que lo hace en seis.
En la obra, el lector encontrará una historia de la Iglesia vista desde el prisma del papado. Conviene no caer en el error, como advierte insistentemente el autor, de confundir la historia de la Iglesia con la historia de los papas. Aquella es mucho más amplia y goza de personajes que han superado con creces a los pontífices coetáneos, como San Ambrosio, San Francisco de Asís...
En su desarrollo, establece un tratamiento de la historia de los papas desde una perspectiva diacrónica, obviando aquellos períodos que el historiador tilda de «tranquilidad». Por ello, el tratamiento que hace de los mismos es desigual: algunos los olvida, otros los aborda de pasada, y se detiene en aquellos que han contribuido decisivamente al devenir de la historia eclesial (como, por ejemplo, los que convocaron o llevaron a término los concilios ecuménicos y sínodos reformadores o la refutación de las principales herejías) y de la historia europea y universal, (como el surgimiento y alianza con nuevas dinastías, las cruzadas, las guerras mundiales...). Evidentemente, al gozar de más datos, trata con mayor profundidad a los papas de las eras Moderna y Contemporánea. Para abordarlos los contextualiza, sincrónicamente, en su contexto histórico determinado, haciendo un análisis de su extracción social y de la situación política, social, económica, cultural y religiosa en que vivieron. Se detiene en el análisis de las relaciones del papado con el resto de poderes civiles y eclesiásticos en cada uno de los períodos de la historia de la Iglesia. A la luz de todo ello, el autor muestra cómo las formas y la esencia del papado han ido cambiando a lo largo de los 2.000 años de sucesión ininterrumpida de sucesores de Pedro: desde ser meros custodios de los sepulcros de Pedro y Pablo, dirigentes de la ciudad de Roma y sus Estados, primados de jurisdicción y custodios de la ortodoxia, regentes de Occidente, grandes intelectuales y mecenas del arte, hasta llegar a ser maestros y líderes de masas con una relevancia mundial. La forma de abordar las problemáticas a las que tuvieron que hacer frente y las prerrogativas y responsabilidades pontificias objeto de sus atenciones les delatan como seres humanos, hijos de su tiempo, preocupados no solo por cuestiones espirituales, sino también materiales, como por ejemplo los desvelos por la ampliación y conservación de los Estados Pontificios. Algunos Papas fueron personas egregias, como los calificados de «Magnos», si bien la mayor parte de ellos fueron personas de talla menor, que no pueden compararse con intelectuales y políticos de su época.
Sin ningún tipo de pudor, el padre O’Malley no evita sacar a la luz los terribles escándalos que acompañaron la vida de algunos de ellos, como el nepotismo, la simonía, el concubinato, los sobornos y complots, las amenazas y alianzas, las luchas intestinas por el poder frente a emperadores, reyes, nobles, eclesiásticos o el mismo Concilio general, sus ausencias de Roma, la avidez por las riquezas, llevando un talante de vida principesco y rodeados de lujo... Destaca las controversias surgidas en los procesos de elección papal entre las distintas facciones que tomaban parte. Tampoco se olvida del daño que causaron las querellas, las separaciones, los cismas y la sucesión de antipapas, que supusieron un desconcierto para la obediencia de los súbditos. Incluso hace mención de la leyenda de la papisa Juana. Todo ello ha motivado que la Iglesia emprendiese sucesivas reformas, en su cabeza y en sus miembros, como analiza el autor, que afirma incluso que «en los últimos dos mil años, los papas han desempeñado algún papel en prácticamente todos los grandes dramas del mundo occidental en los que su papel ha sido, a menudo, el de protagonistas», y que la «historia de los papas no es una historia de sacristía».
Un valor añadido de la obra es que el jesuita plantea las contribuciones papales en la creación de las estructuras eclesiales y romanas que conforman la Iglesia actual, como, por ejemplo, la Ciudad del Vaticano y algunas de sus dependencias, el cardenalato, el cónclave, las visitas ad limina, el año jubilar, las Congregaciones Romanas e incluso las mismas Encíclicas, como muestra de autoridad magisterial y doctrinal del Papa. Igualmente, a lo largo del libro, en la descripción de las relaciones de sumisión, obediencia y lealtad de todos los estamentos y clases sociales con el papado, se va mostrando cómo ha ido evolucionando la jerarquía de la Iglesia: Obispos, Presbíteros y Diáconos, el surgimiento y desarrollo de algunas órdenes religiosas, especialmente la Compañía de Jesús, y, por extensión, el comportamiento del pueblo llano.
En conclusión, el lector descubrirá que esta institución, investida de autoridad por Dios pero formada por hombres, curtida y forjada en mil batallas, agonizando en diversas ocasiones, siempre ha renacido de sus cenizas con inusitada vitalidad. Sus calamidades y ruinas la han hecho más fuerte y la han permitido madurar. No se puede entender el papado ultramontano actual sin conocer el recorrido histórico que lo ha llevado, a lo largo de casi dos mil años, a ser lo que es hoy.
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