Fornés, Antonio: Creo. Aunque sea absurdo, o quizá por eso. Diéresis, Barcelona, 2016. 116 páginas. Comentario realizado por Libris Liberi.
Un libro breve, sin notas a pie de página, escrito en estilo directo y con tono desenvuelto. Un tema enjundioso y profundo, que se sitúa a caballo entre la filosofía de la religión y los prolegómenos teológicos. Un autor cuya principal obra, hasta ahora, era un libro de autoayuda titulado Reiníciate (2012). Estos son los ingredientes del recomendable texto que ahora comentamos.
La tesis central viene a ser que no se puede demostrar racionalmente la existencia de Dios ni tampoco su no-existencia; la opción creyente es razonable, entre otras cosas porque el mundo es tan complejo y fascinante que no se puede reducir a lo puramente empírico o material.
A lo largo de sus diez capítulos vamos pasando por una selección de pensadores que han tratado estas cuestiones a lo largo de la historia de la filosofía. Un elenco no sistemático, pero sí sugerente y bien pensado: Tertuliano, Orígenes, Leibniz y Voltaire, de Maistre y Job, Feuerbach, Schopenhauer, Nietzsche, San Agustín, Rimbaud y Paul Claudel, Jesús de Nazaret.
El autor combina bien las anécdotas biográficas con el núcleo del pensamiento que aporta cada una de estas figuras. Y aquí no hay solo un guiño estilístico para facilitar la lectura, sino también la convicción de que, en todos los humanos, la vida desborda al pensamiento (de hecho, lo matiza, lo complementa y, en ocasiones, lo corrige). Fornés toma de los románticos alemanes la distinción entre “filisteos” y “ruiseñores”; los primeros son pragmáticos, planos y rutinarios; los segundos, creativos, sensibles y abiertos. Esta doble metáfora va a estar muy presente a lo largo del libro, y ello ayuda a explicar la importancia que se concede a la belleza y a la Via Pulchritudinis como modo de acceso a lo religioso, a la creencia, a Dios.
El riesgo de este enfoque es que puede derivar en un excesivo intimismo o entenderse así, dado que la dimensión comunitaria de la fe queda demasiado ausente. Llama la atención la falta de referencia a autores contemporáneos, pero eso no impide que estemos ante una muy buena invitación a pensar estas cuestiones en el mundo de hoy. O, dicho de otro modo, a dar razón de la esperanza y a buscar el sentido de la propia vida.
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