martes, 10 de diciembre de 2019

Jaime Tatay: Ecología integral. Por Julio L. Martínez

Tatay, Jaime: Ecología integral. La recepción católica del reto de la sostenibilidad. BAC, Madrid, 2018. 566 páginas. Comentario realizado por Julio L. Martínez (Rector de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid).

Tengo el gusto de presentar y valorar el libro Ecología integral. La recepción católica del reto de la sostenibilidad, en el que su autor, el jesuita Jaime Tatay Nieto, afronta un desafío de máxima urgencia para la humanidad, en el que se concentran muchas de las contradicciones actuales y al que esperemos no llegar tarde. La obra aborda con gran solvencia lo que la Iglesia ha venido reflexionando sobre el particular hasta llegar a la publicación en 2015 de la encíclica Laudato si´. Sobre el cuidado de la casa común, del papa Francisco. Como profesor de Teología Moral que soy, creo que, más que recomendable, se hacía necesario conocer cómo se ha gestado dentro de los distintos niveles del magisterio católico la cuestión socioambiental o ecosocial, para apreciar debidamente el significado de Laudato si´, y establecer su continuidad o discontinuidad dentro de todo el corpus eclesial. Y esto lo consigue con maestría esta obra.

El trabajo está muy bien estructurado, su plan se percibe con claridad y su lectura es amena, pues, aunque el estudio ha sido realizado siguiendo una rigurosa metodología científica, no ha perdido nunca de vista la cortesía de hacerlo asequible a cualquier persona interesada seriamente en el tema. Demuestra cómo el empleo de los instrumentos básicos, el uso de las fuentes pertinentes o la abundante bibliografía no deben ponerse como excusas a la falta de claridad. El profesor Tatay transmite la seguridad de haber trabajado todos los documentos que se requieren para estudiar el tema en la Doctrina Social de la Iglesia, en sus distintos niveles, desde las encíclicas de los pontífices a los documentos de los obispos, pasando por la Conferencias Episcopales o las Congregaciones Romanas. Todo esto lo hace sin perder la agilidad y el sentido hermenéutico, es decir, el que sitúa los textos eclesiales en sus contextos históricos, tanto los de la Iglesia como los del conjunto de la sociedad (informes de organismos internacionales, la literatura científica y filosófica). Precisamente uno de los valores principales de la obra es el gran conocimiento que transmite de la literatura ecológica fuera del ámbito católico, junto a la capacidad de ponerla en diálogo con la reflexión teológica. Con humildad, pero de un modo muy eficiente, pone en relación una enorme cantidad de textos de científicos, filósofos o instituciones internacionales –dignos de tenerse en consideración para ubicar la evolución del tratamiento de las cuestiones medioambientales.

El lector que acepte el reto de comenzar la lectura se irá introduciendo en una reflexión envolvente, con un sentido de progresión, en la que los temas centrales van encajando y llevándole con bastante naturalidad hacia la comprensión del sentido profundo de la cuestión socioambiental, tal como hoy la ha tratado el papa Francisco. El texto, siendo largo y exhaustivo, no resulta prolijo, y no contiene partes superfluas.

En general, los capítulos están bien introducidos y rematados con “balances provisionales”, bien hechos, donde se recopila lo principal de lo tratado. También se explica con precisión cuál va a ser el objeto de cada nueva sección. Las conclusiones están muy bien conseguidas: aportan novedad y abren horizontes, tras los excelentes análisis y las buenas síntesis. Son el destilado de lo estudiado y plantean creativamente desafíos que dan expresión a lo estudiado y establecen líneas de desarrollo para perseguir en el futuro. El hilo conductor del conjunto está primorosamente logrado, como si el ingeniero le demandase al teólogo clara ejecución y resolución según la senda trazada. Y los hitos elegidos para marcar los lapsos temporales que abarcan los capítulos están más que justificados.

Además, la investigación afronta con éxito la necesidad de ir desentrañando algunos malentendidos, como los que provienen del conocido artículo del historiador norteamericano Lynn White, sobre las raíces históricas de la crisis ecológica, publicado en Science en 1967, precisamente el mismo año de Populorum progressio. Tatay señala en varios momentos muy oportuna y precisamente cómo este artículo supuso un acicate para la teología y provocó un sinfín de publicaciones que trataron de clarificar las raíces históricas de la crisis ecológica contemporánea. Sus argumentos hoy están refutados pero el impacto que provocó en la exégesis bíblica, la teología de la creación y la ética cristiana son apreciables y patentes. Y Laudato si’ se hace eco de ello: “En la modernidad hubo una gran desmesura antropocéntrica que, con otro ropaje, hoy sigue dañando toda referencia común y todo intento por fortalecer los lazos sociales. Por eso ha llegado el momento de volver a prestar atención a la realidad con los límites que ella impone, que a su vez son la posibilidad de un desarrollo humano y social más sano y fecundo. Una presentación inadecuada de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo. Se transmitió muchas veces un sueño prometeico de dominio sobre el mundo que provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles. En cambio, la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como «señor» del universo consiste en entenderlo como administrador responsable” (LS 116).

Quien quede cautivado por cómo el papa Francisco analiza este punto, tal como a mí me pasa, no debería perderse Ecología integral, pues todo lo que implica esta reflexión está muy bien abordado en el estudio que aquí tengo el honor de recensionar.

Celebro con alegría que un ingeniero pueda firmar este excelente estudio de teología moral. Es muy buena noticia para la teología y debe llegar a ser buena noticia para la ingeniería, siempre necesitada de tener una entraña humanista y no caer en la dinámica de la manipulación tecnocrática que tan duramente critica el papa Francisco siguiendo la estela de su predecesor san Pablo VI. Estamos ante una de esas cuestiones de trascendencia radical para la humanidad, sobre la cual más nos vale hacer cuanto antes algo serio y eficaz, porque al ser humano le va en ello el futuro. Y no es un exceso verbal. Esta obra es una aportación fundamental para hacernos cargo de la realidad y encontrar caminos de responder constructivamente ante ella.

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