Swedberg, Richard: El arte de la teoría social. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 2016. 252 páginas. Traducción de Juan Ramón Azaola. Comentario realizado por Saúl López Cuadrado.
¿Por qué es importante saber teorizar en el ámbito de la ciencia social? (p. 13) Esta es la pregunta a partir de la cual Richard Swedberg va a construir su interesantísimo y muy necesario libro El arte de la teoría social. El estudiante típico de Ciencias Sociales termina sus estudios sabiendo mucho sobre las teorías de otros autores, habiendo estudiado sus hipótesis de trabajo, sus estudios de campo y sus conclusiones y si acaso en alguna ocasión se habrá visto él mismo enfrentado a la complejísima tarea de elaborar una teoría, de perfilar una hipótesis a partir de la cual trabajar, etc. Y lo hacía sin un manual que le enseñara cómo elaborar dichas teorías. Para llenar ese hueco llega precisamente esta obra.
El autor rinde con su libro un homenaje a Charles S. Peirce, filósofo y científico norteamericano considerado el fundador de la semiótica moderna. Su artículo de 1907 “Guessing” (suponiendo) ilustra para Swedberg el punto de partida de un nuevo modo de pensar en la investigación científica. «La conjetura, en opinión de Peirce, desempeña un papel crucial en la investigación científica» (p. 17). Porque sin conjetura, sin hipótesis, sin idea que probar, no puede haber ciencia por muchos datos que se recojan y muchas explicaciones que se elaboren. Y es que precisamente la conjetura (la abducción en lenguaje de Peirce) es la que ha hecho avanzar la ciencia. Los científicos han sido capaces de elaborar conjeturas que, en muchos casos, se han demostrado acertadas.
Para Peirce, y por lo tanto para Swedberg, es posible aprender a conjeturar. Solo hay que aprender a observar. Muchas veces captamos indicios de manera más o menos subconsciente y luego los procesamos en nuestras conjeturas. Para Peirce «las personas tienen una capacidad de suponer acertadamente con mucha mayor frecuencia que si solo la suerte entrara en juego» (p. 17). Esta capacidad se puede aprender y entrenar. Es posible aprender a observar, suponer y dar con las explicaciones correctas de los hechos. «Lo cual nos devuelve al presente libro, que está primordialmente dirigido a aquellos que quieran aprender el arte de la teorización en las ciencias sociales» (p. 18).
El libro tiene dos partes claramente definidas de cinco capítulos cada una. La primera parte, de carácter más teórico, presenta la teorización orientada a la abducción como método propio de la elaboración de teorías en las ciencias sociales. La segunda parte, de carácter eminentemente práctico y cargada de ejemplos y ejercicios, está dedicada a los diferentes modos con los que uno puede prepararse para teorizar.
No nos engañemos, el libro, a pesar de lo que pueda afirmar su contraportada, no es un libro fácil ni accesible. Pensado para estudiantes y profesores de Ciencias Sociales, los ejemplos, las referencias y los autores que plagan cada página del libro pueden hacer ardua su lectura para aquellos que estén muy al comienzo de dichos estudios. Sin embargo, no puede dejarse de recomendar vivamente a todo estudiante en los últimos años de su grado en Sociología, Filosofía, Antropología, etc., previamente a sus primeros trabajos de campo y, por supuesto, antes de plantearse un tema para su tesis doctoral. Los profesores lo encontrarán interesante sobre todo en lo referente a las propuestas concretas sobre cómo teorizar con un grupo de alumnos o cómo ayudar a un alumno concreto a aprender a elaborar sus propias hipótesis de trabajo.
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