Lluch Frechina, Enrique: Por una economía altruista. Apuntes cristianos de comportamiento económico. PPC, Madrid, 2010. 220 páginas.
Lluch Frechina, Enrique: Más allá del decrecimiento. PPC, Madrid, 2011. 198 páginas. Comentario realizado por Libris Liberi.
Presentamos conjuntamente estos dos libros del mismo autor, economista cristiano de Valencia, porque guardan una evidente continuidad y porque el más reciente (sobre todo su título) corre el riesgo de ser malentendido sin conocer el primero.
La apuesta «por una economía altruista» (primer libro) se centra en reivindicar una antropología distinta a la dominante, que se plasma en una serie de acciones y comportamientos cotidianos. Por ello, el autor va desgranando aspectos como las necesidades, las apetencias y los deseos (cap. 1), el consumo (cap. 2), el ahorro (cap. 3), el trabajo y el descanso (cap. 4). En cada uno de estos capítulos sigue el mismo esquema, inspirado en el método ver-juzgar-actuar: descripción de la realidad, enseñanzas de la Iglesia y propuestas prácticas, acompañadas de unas sugerencias para la reflexión. El capítulo 5 explicita la propuesta del autor para pasar de una economía egoísta a una economía altruista. Cierra el libro un apéndice sobre la encíclica Caritas in veritate. En conjunto, el libro se mueve en el terreno de la microeconomía y, al no estar pensado para expertos, puede ser entendido, debatido y puesto en práctica por todos los lectores. Cada persona, en sus diversos ámbitos sociales de relación, es un agente económico; por tanto, sus decisiones y comportamientos cotidianos pueden orientarse en una dirección o en otra.
El segundo libro que comentamos se centra, por el contrario, en el comportamiento económico de instituciones más amplias: el sector público (cap. 3), el sector empresarial (cap. 4) y el sector financiero (cap. 5). Previo a ello, el autor dedica dos capítulos a la idea del progreso y a la medida del desarrollo, señalando las insuficiencias de los parámetros utilizados habitualmente (no sólo el PIB, sino también el Índice de Desarrollo Humano [IDH] o el Índice de Vida Mejor de la OCDE) y proponiendo la construcción de un nuevo indicador de desarrollo integral, que marque las decisiones políticas para otorgar primacía al ‘ser’ frente al ‘tener’. Honestamente, no queda clara la relevancia de esta propuesta ni el avance real que supone respecto a los indicadores ya existentes. El autor considera que el decrecimiento no debe ser considerado como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar el desarrollo integral: por eso defiende ir «más allá del decrecimiento». Esta propuesta, como dijimos, sólo se entiende en relación con el primer libro comentado, con su horizonte de una economía altruista que se plasma en comportamientos cotidianos de la gente corriente.
Llama la atención, por otro lado, que Lluch no entre en diálogo directo con los impulsores del decrecimiento como S. Latouche o N. Georgescu-Roegen. De todos modos, estamos ante una aportación valiosa, constructiva, imaginativa y esperanzada, muy necesaria en estos tiempos sombríos que nos toca vivir.
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