MARTINI, Carlo M. y Sporschill, Georg: Coloquios nocturnos en Jerusalén. Sobre el riesgo de la fe. San Pablo, Madrid, 2008. 194 páginas. Comentario realizado por Mª Dolores López Guzmán.
«Este libro está escrito a cuatro manos». Así explica el Cardenal Martini el proceso de composición de esta obra surgida de las conversaciones entre él y el jesuita austríaco Georg Sporschill –conocido (y reconocido) por su premiada labor con los niños de la calle en Moldavia y Rumanía–, donde los jóvenes y sus preguntas marcan la pauta de las reflexiones, convirtiéndose también en auténticos protagonistas.
El sugerente título da cuenta de tres puntos importantes que marcan el estilo de esta pequeña joya: en primer lugar, el hecho de tratarse de un coloquio subraya la importancia no sólo de las respuestas del Cardenal, sino de las preguntas. Porque no se trata de una entrevista, sino de una conversación en la que el lector, junto a la presencia activa de Martini y Sporschill, se encuentra con los jóvenes, el mundo, la Iglesia y Dios. En segundo lugar, el trasfondo nocturno en que se dieron estas conversaciones marca un clima de silencioso sosiego que la obra escrita mantiene y transmite. Las palabras brotan tranquilas, fluyen sin estorbos, ayudando al lector a meterse en un ambiente de meditación. Eso favorece que las críticas no causen violencia, sino que ayuden a pensar. Lo importante no es estar o no de acuerdo con las reflexiones, sino escuchar activamente, dejarse interpelar, empaparse de las palabras dichas, gustarlas, contribuir a ellas con respuestas propias... Y, en tercer lugar, Jerusalén como símbolo. Allí se inició la historia de los cristianos, allí vive en la actualidad Martini después de dejar su cargo y su palacio arzobispal de Milán, y en esa ciudad llena de historia, la ciudad de su «primer amor», encuentra concentradas las contradicciones de la existencia y los retos con que el creyente se topa en el camino de la fe: las raíces y la modernidad, la paz y la guerra, la nobleza y la ambición, la sabiduría ancestral y la banalidad del mundo.
«El Concilio se expuso con valentía a las preguntas de la época», dice Martini; y eso mismo es lo que hace él en este libro, que algunos consideran ya su testamento espiritual. No hay inquietudes que no tengan cabida en este modo de conversar amigable que confía en la riqueza de cada interlocutor (sean los jóvenes, las grandes religiones o la indiferencia de muchos hombres y mujeres de nuestro mundo). Todos tienen algo que aportar y que decir. Es necesario escuchar.
El cardenal no esquiva las preguntas personales (¿Cómo experimenta usted a Dios? ¿Qué pregunta le haría usted a Jesús si tuviese la posibilidad de hacerlo? ¿Cómo aprendió usted a orar? ¿Tiene miedo a la muerte? ¿Cómo hizo usted amigos personalmente?), las teológicas (¿De dónde proviene el mal? ¿Qué distingue el amor de Jesús?), las universales y cotidianas (¿Cómo es que hay personas que tienen una vida hermosa, y otras no? ¿Cómo podemos vivir con el sufrimiento y la desgracia? ¿Dónde están los peligros para los jóvenes?), hasta las más polémicas y controvertidas (¿Cuál sería el verdadero significado de la conciencia? ¿Cómo es que los sacerdotes no se casan? ¿Qué tarea especial se le presenta entre nosotros a la Iglesia frente al Islam? ¿No es soberbia que los partidos se denominen cristianos?).
De este modo, a lo largo de estas preguntas vitales y humanas se logra un retrato de la actualidad, de la humanidad y del propio Cardenal, para quien la fuerza de la juventud, la apertura al mundo, el coraje de la fe, la práctica de la justicia y la ternura de la amistad con los hombres y con el Señor son pilares para transmitir esperanza.
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